Crítica 'Kóblic'

La muerte tenía un precio

kóblic. Sección Oficial. España, 2016. Dirección: Sebastián Borensztein. Guión: Sebastián Borensztein, Alejandro Ocón. Intérpretes: Ricardo Darín, Óscar Martínez, Inma Cuesta.

En Pasión de multitudes, uno de los mejores relatos que componen su HistoriaArgentina, Rodrigo Fresán narra indirectamente el funcionamiento de los secuestros terminados en "vuelos de la muerte": el método por el que la última dictadura se deshacía de desaparecidos por el incalificable método de arrojar a detenidos al mar.

Borensztein recurre a un expiloto de estos vuelos, Tomas Kóblic (Ricardo Darín), y a su intento de iniciar una nueva vida alejado de la Armada, para trazar en un tono parecido un western en la campiña argentina. Una historia, por cierto, mucho más cercana a Todos tenemos un plan (Ana Piterbarg, 2012) que a Un cuento chino, la comedia anterior del realizador, también protagonizada por Darín. Comparte con aquella, sin embargo, una cierta sencillez en las formas. Pese a coquetear con el policiaco, Kóblic es principalmente una cinta de western, en la que todo ocurre siguiendo el canon establecido por el género. Un foráneo llega al pueblo, donde hay un sheriff (Óscar Martínez, magnífico), y una chica (Inma Cuesta, peajes de coproducción). Y la trama progresa con interés -más con el primero que con la segunda- pero sin aspavientos.

Resulta algo esquemática, cierto es, la presentación de los personajes y sus fantasmas. Y no parece encontrar su sitio todo lo que se encuentra extramuros del género: las pesadillas que encarnan los remordimientos de Kóblic, y los momentos quizá más poéticos se intercalan como cuerpos extraños en la progresión de la película. Pero apoyada en la atmósfera del pueblo, un buen ritmo y un afinadísimo casting, la cinta consigue hacerse entretenida. Mención aparte merece Darín, probablemente uno de los mejores actores vivos de la escena mundial, aunque presente en esta ocasión con un personaje mucho más enigmático, menos entrañable de lo que es habitual. "No tiene mucha conversación para ser porteño", le achaca uno de los antagonistas. No le hace falta.

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