Foro joly

La ministra de Ciencia e Innovación insta a cambiar el modelo productivo

  • Garmendia propone ir hacia una economía capaz de crear empleo cualificado · La recuperación pasaría por mejorar en España el sistema educativo y de I+D+I

Claridad. Ésa fue una de las cualidades con las que definió Martín Sellés a Cristina Garmendia, ministra de Ciencia e Innovación y ponente, ayer, en una nueva edición del Foro Joly. Sellés -presidente de la compañía farmacéutica Janssen-Cilag S. A., patrocinadora de esta cita de reflexión y debate-, destacó además la capacidad de la ministra para gestionar "entornos complejos". Y Garmendia hizo honor a esa presentación con el esbozo de las líneas de fuerza de la estrategia de su departamento para impulsar ni más ni menos que un cambio profundo en el modelo productivo español. Un modelo demasiado dependiente de la construcción y el turismo, a tenor del punto de vista de la ministra, y que debe caminar hacia una economía basada en la gestión del conocimiento. "Podemos hacerlo -dijo Garmendia-. Pero, ¿queremos?".

Para ella, la respuesta a esta pregunta es un sí rotundo. "El estado de nuestra economía no invita a ser hoy demasiado optimistas de cara a abordar este desafío, aunque ya se ven algunos signos de recuperación", reconoció la ministra. Garmendia echó mano de dos referencias históricas para ubicar la crisis actual: el hundimiento bursátil de 1929 y la crisis del petróleo de 1973. "La búsqueda de soluciones siempre incorpora viejas recetas y nuevas ideas. En este sentido, en la gestión de la crisis que ahora vivimos hay aspectos novedosos. Ni en el 29 ni en la crisis del petróleo se percibió que la inversión en educación superior, en ciencia y en innovación era una medida anticíclica, que podía ayudar a remontar la situación de depresión. Y, sin embargo, ha sido un sistema productivo basado en las palancas de la atracción del talento y la investigación científica lo que ha colocado a Estados Unidos a la cabeza de las economías mundiales, lo que hizo a ese país superar las dificultades. Esto me lleva a una reflexión: las oportunidades deben formar parte del futuro. Está claro que -explicó Garmendia- es necesario conocer los daños de nuestra economía en la actualidad, pero ello no nos debe hacer olvidar que hay que adoptar medidas para salir de la crisis. Ése es el sentido del Plan E del Gobierno, en el que se combinan medidas de corto plazo con intervenciones sobre el conjunto de la economía, a largo plazo". La ministra de Ciencia e Innovación recordó que esa estrategia es una cuestión de Estado, "que sólo será posible llevar a buen término a través de un gran pacto social y económico en el país".

"La tarea no es fácil", dijo la ministra, bióloga por la Universidad de Sevilla y vinculada por motivos personales a Málaga y Huelva. "Requiere de un liderazgo -señaló- y de un esfuerzo colectivo sólo comparable al de los primeros años 80, lo que permitió a España recuperar posiciones entre las primeras economías del mundo". La titular de Ciencia e Innovación recordó en este sentido que fue entonces cuando se produjo una intensa "modernización" del marco institucional y de la estructura productiva, coincidiendo con el proyecto de afianzar la democracia. "Hoy el desafío es otro: ir hacia una economía basada en el conocimiento. Eso es tan importante como la llegada a buen puerto de la Transición. Y, actualmente, contamos con un consenso político y social tan amplio, aunque menos visible, como el de la Transición", explicó.

La ministra reconoció que "la crisis es resultado de una coyuntura global, pero su impacto en España ha sido más duro por lo vulnerable de nuestro modelo productivo. La coyuntura -resaltó Garmendia- sólo ha acelerado lo que iba a pasar de todas maneras. Tenemos que dirigirnos -insistió la ministra de Ciencia e Innovación- hacia una economía que esté preparada para el empleo cualificado". Para reforzar su planteamiento, la ministra echó mano de algunos datos: "Somos el octavo país del mundo en términos de PIB, el décimo en producción científica. Pero el número 23 en competitividad e innovación". Para Garmendia, ello se explica porque "ha habido ritmos de crecimiento muy intensos en los años pasados; pero se ha mantenido una profunda brecha en las actividades de valor añadido". En este contexto, la ministra se mostró convencida de que "el esfuerzo innovador tiene un efecto multiplicador sobre el crecimiento económico".

Pero ese proyecto no nace de la noche a la mañana. "Las consecuencias de la innovación ni aparecen de la noche a la mañana. Son resultados de años de inversión en educación superior. La innovación es una carrera de largo recorrido, para la que hay que prepararse como un corredor de fondo. Por una razón: el conocimiento necesita tiempo para ser incorporado". Aquí Garmendia resumió en una frase todo un programa de actuación: "La inversión creciente y sostenida en el tiempo es mejor que los grandes esfuerzos concentrados en un periodo de tiempo acotado".

Garmendia hizo notar que detecta "síntomas de agotamiento" en los modelos fundamentados exclusivamente en los "monopolios del conocimiento", tanto en el interior de las economías desarrolladas como en la escala global. "Hay una nueva manera de generar conocimiento y de ello son exponentes la gran movilidad actual de los científicos y las tecnologías, que permiten la aplicación de las innovaciones en entornos alejados. Con la excepción lamentable -dijo la ministra- de la brecha Norte-Sur, podemos decir que ya no hay fronteras; el conocimiento se genera ahora en entornos abiertos". De ahí que, según Garmendia, las innovaciones de nueva generación responden a dos claves: globalización y transversalidad. Y esas características deben estar presentes en el circuito que contecte, como un sistema integrado en red, a la ciencia, a la tecnología y a las empresas. "Es un sistema en el que interactúan múltiples aliados; en nuestro caso, podemos pensar en las actuaciones ministeriales, centros de investigación, alianzas entre lo público y lo privado, coordinación entre las administraciones locales, regionales, nacionales e internacionales. Eso -dijo la ministra- es vertebración en entornos abiertos". Y todo ello conduce, en opinión de Garmendia a un "nuevo modo de producción de ideas y su traducción en bienes y servicios".

Para la ministra, España cuenta con fortalezas claras para afrontar el desafío. "Nuestra población activa está integrada por las generaciones mejor formadas y tenemos un gran stock de conocimientos científicos. Es cierto que el proceso puede verse comprometido. Pero tengan en cuenta -explicó Garmendia- que no hay cuestión más urgente que la supervivencia. Recordando a Darwin podemos decir que no sobreviven las especies más fuertes o las más inteligentes. Sobreviven las especies que mejor se adaptan a los cambios", concluyó.

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