Pasarela

Cuenta atrás para Pierre Casiraghi

  • El hijo de Carolina y la aristócrata Beatrice Borromeo se casan mañana en una ceremonia civil informal con 700 invitados. La boda coincide con la etapa más tranquila de los Grimaldi.

Pierre Casiraghi está a 24 horas de despedir su soltería. El hijo menor de la princesa Carolina de Mónaco se casa mañana con su novia de toda la vida Beatrice Borromeo, será la primera de sus dos bodas. Una ceremonia civil, de carácter informal y muy original, que será a las doce de la mañana y tendrá como escenario el Palacio Grimaldi, el mismo en el que en su día se unieron Rainiero y Grace, Carolina y Stefano y Alberto y Charlene, los abuelos, padres y tíos del novio, respectivamente. El propio Alberto de Mónaco es el encargado de organizar la celebración de la que ha dado todo tipo de detalles en la revista People. "Será una fiesta de verano en el jardín, con picoteo tipo buffet y bebidas, habrá sitio para que los invitados se puedan sentar, pero será principalmente muy informal", ha dicho. El soberano está encantado con su rol de wedding planner, así ha adelantado que habrá perritos calientes y que tratará de hacer un brindis "corto para no aburrir a la gente". "Me resultará difícil porque Pierre y Beatrice me gustan mucho", ha comentado entre risas. El príncipe también se ha encargado de que en la celebración, tipo cavagnetu -la palabra monegasca con la que se conoce el gran picnic popular que cada septiembre, a la vuelta de vacaciones, se organiza en el principado-, no falte el entretenimiento. Alberto II ha contado que estarán presentes los tradicionales bailarines y los músicos monegascos y que se han organizado actividades, como juegos de petanca.

Esta implicación vuelve a poner en evidencia la pasión que Alberto II siente tanto por sus sobrinos como por sus hermanas, así como la unión y estabilidad de la que los Grimaldi puede presumir a día de hoy. La boda de Pierre y Beatrice coincide con la etapa más tranquila y feliz de la familia de los desaparecidos príncipes Rainiero y Gracia, que en una generación anterior vivió sus años más convulsos por culpa, en gran medida, de los polémicos amoríos y otras controversias de sus tres vástagos, Alberto, Carolina y Estefanía. La familia real monegasca está en un momento bien distinto, que se refleja en las vidas estables y mejor enfocadas de los más jóvenes. Una paz que también queda patente en la unión de los actuales soberanos, Alberto y Charlene, sobre todo desde que llegaran al mundo sus hijos, el pequeño heredero Jacques y Gabriella.

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