Pasarela

Lindsay Lohan va de una en otra

  • La polémica actriz se verá las caras con el fisco estadounidense por evasión de impuestos. A la ex chica Disney parece que le gusta meterse en líos con la Justicia.

¿Le gusta a Lindsay Lohan tener problemas con la Ley? Muchos pueden pensar que sí, pues en los últimos meses sólo se deja ver a la salida de algún juzgado.  Después de una condena por conducir borracha y denuncias varias, ahora le ha tocado el turno de verse las caras con Hacienda. Y es que todo parece indicar ahora que, la que fuera chica Disney, se dedicó, durante los años 2010 y 2011, a evadir impuestos y por ello tendrá que vérselas pronto con el fisco estadounidense.

La actriz y cantante debe la nada desdeñable cifra de 94.000 dólares (más de 71.000 euros) de los beneficios generados durante 2009 y la friolera de 140.000 dólares (más de 100.000 euros) derivados de sus ganancias durante 2010.

Teniendo en cuenta la evolución de la actriz en los últimos años, está claro que a Lindsay le urge cambiar de representante, de abogado y, ahora también, de contable. 

Además, y por si esto fuera poco,  estos últimos días le da por posar para alguna revista con un picardía con el que roza más el perfil de una modelo erótica que el de una estrella de Hollywood.

Sus continuos problemas legales y la polémica que la no la abandona le están pasando factura, incluso, en su estado físico. Para muestra, su última aparición pública en la gala de la American Foundation for AIDS Research  (amfAR) donde presentó un aspecto muy desmejorado. La ex chica Disney intentó conquistar a los allí presentes con un estilo sobrio que le echó encima unos cuantos años de más y con el que no brilló en absoluto, si es que ésa era su intención.

Una apariencia que nada tiene que ver con la de la Lindsay juguetona y sensual que ha posado para el último número de la revista Love ante la cámara de Terry Richardson. Unas fotos que, a juzgar por su último photocall, no andan escasas de retoques. En dicha sesión, la hollywodiense aparece con un conjunto de lencería no apto para cardiacos -demasiado sugerente quizá- fumando, con una postura algo suspicaz y con una cocina como escenario. El estilo de las imágenes sigue siendo muy a lo Marilyn Monroe, en la línea de su posado para Playboy.

Aún así, la actriz está luchando contra viento y marea por recuperar su sitio en el cine cueste lo que cueste. La falta de proyectos, con la pérdida de algún papel soñado, le quita el sueño. Igual se apoya en el nuevo amor que le atribuye la prensa norteamericana: un joven con el que ha sido captada por los paparazzi podría haberle devuelto la ilusión.

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