Pasarela

La dama se asoma al balcón

Una agenda apretada en Ronda cumplimentada como cualquier otra turista, aunque sin apreturas, colas o esperas. Encarando altas temperaturas, tal como sucedió en Granada, la primera dama estadounidense y su comitiva se dirigieron a Ronda en la mañana del sábado para aprovechar la mañana y parte de la tarde, antes de prepararse para la fiesta prevista anoche, la gala Starlite promovida por una buena amiga de Michelle Obama, Eva Longoria.

La pequeña Sasha no pudo estar tan a su aire, como fue captada el viernes, en el club de playa del Villa Padierna (y además disfrutó ella sola de Selwo Aventura al atardecer), pero deambuló vivaracha por los monumentos rondeños, cerca de la presencia de su madre, e incluso haciéndose fotos con sus amigas y acompañantes en los rincones de rigor. Sólo en contados momentos de la visita pudo ser vista la primera dama por el público.

La comitiva salió del complejo hotelero de Benahavís al filo de las diez y cuarto y llegaron a Ronda sobre las 11, en medio de la expectación que desde primera hora se vivía en la localidad malagueña ante la ilustre visita. La señora Obama, que con el pelo recogido vestía una blusa negra con listas blancas y pantalón beige, una vez más, no regateó sonrisas y saludos a los cientos de curiosos que se agolpaban allá donde iba el séquito. Los vehículos alcanzaron la plaza Duquesa de Parcent y de ahí la comitiva se dirigió a pie a la Casa de Don Bosco, un palacete modernista con espectaculares vistas de la encaramada población y del archifotografiado Tajo. A la primera dama la estampa le recordó el Cañón del Colorado.

Un guía turístico oficial de la localidad se encargó de dar las detalladas explicaciones a la primera dama y a sus amistades, que disfrutaron por el paseo por las callejas blancas de Ronda, mientras el itinerario estaba acotado con férreas medidas de seguridad. Los visitantes pasaron por la plaza del Campillo, por el palacio de Mondragón y visitaron la Colegiata de Santa María la Mayor, monumento que también recibió los públicos piropos de la esposa del presidente norteamericano.

De nuevo en los vehículos, la comitiva de Michelle Obama se dirigió al Palacio del Rey Moro, situado dentro del recinto de la antigua medina, para contemplar los jardines de Forestier y accedieron por la recóndita escalera que da acceso a un manantial que brota en el fondo del Tajo. El dueño del palacio regaló a la visitante un mantón de Manila. Tras un breve descanso, sobre la una de la tarde los vehículos cruzaron el Puente Nuevo y la plaza de España, entre los gritos de los vecinos, para llegar al Mesón El Escudero, un emblemático establecimiento, para almorzar y descubrir los sabores andaluces de su carta. La primera dama degustó jamón ibérico y yemas de Ronda y fue obsequiada por los dueños del restaurante con una caja de madera tallada a mano.

Tras el almuerzo, pasadas las dos y media, la comitiva contemplaba el interior de la plaza de toros bajo un fuerte sol. La primera dama siguió atenta las explicaciones del teniente hermano mayor de la Maestranza, Rafael Atienza, sobre el histórico coso, y se interesó sobre la afición taurina del Rey, con quien tiene previsto almorzar hoy en Palma junto a la Reina y la Princesa de Asturias.

Al filo de las tres y media la comitiva partía veloz, y con las carreteras expeditas, de regreso a Villa Padierna, para volver a la tranquilidad de la villa donde se aloja Michelle Obama. La mujer de Barack Obama partirá a primera hora de hoyá en el Air Force Two, desde el aeropuerto de Málaga, para dirigirse a la capital balear antes de regresar a Washington.

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