La catedralicia hermandad de La Viga, que ayer portó entre sus atributos el bastón de mando de la ciudad.
Foto: Miguel Ángel González
Escolta de bomberos para el Señor de la Paz.
Foto: Juan Carlos Toro
El saetero clava su cante en el misterio del Desprecio del Pueblo nada más salir de la parroquia de Fátima.
Foto: Juan Carlos Toro
El palio del Refugio recorriendo por primera vez la Carrera Oficial. En la imagen, por la calle Larga.
Foto: Juan Carlos Toro
Un grupo de jóvenes acólitos sostiene un palio.
Foto: Juan Carlos Toro
Un costalero mira al cielo.
Foto: Juan Carlos Toro
Los dos pasos de la cofradía, fotografiados instantes antes de que el cortejo comenzara a salir por la puerta de San Marcos.
Foto: Pascual
El capataz cede el llamador al director de la banda.
Foto: Pascual
Los primeros hermanos del cortejo, plantados ante la puerta de la sede canónica
Foto: Pascual
La cruz de guía de La Cena, ayer bajo el tan deseado cielo azul.
Foto: Pascual
El imponente paso de misterio de la Candelaria, con el palio al fondo, encarando los primeros metros de la calle Pizarro.
Foto: Manuel Aranda
La Candelaria, saliendo de Santa Ana bajo una petalada.
Foto: Manuel Aranda
Una guapa monaguilla muerde la medalla de la hermandad.
Foto: Manuel Aranda
Un acólito esparce incienso en la plaza de la Constitución.
Foto: Manuel Aranda
Amor y Sacrificio en La Plazuela. La Paquera parece que le cantara una saeta a la dolorosa de Madre de Dios.
Foto: Vanesa Lobo
Un nazareno intenta encender un pabilo, tarea difícil ayer por el molesto viento.
Foto: Vanesa Lobo
Los dos pasos de la hermandad de la Viga, dispuestos para su salida de la Catedral.
Foto: Miguel Ángel González
El Cristo de la Viga, momentos antes de salir de la Catedral.
Foto: Miguel Ángel González
Un nazareno, con la rosa que llevaría a sus pies el Cristo
Foto: Miguel Ángel González
La Virgen del Socorro, por el reducto catedralicio.
Foto: Miguel Ángel González
Momento en el que se anuncia en la Catedral que la hermandad de La Viga se echa a la calle tras reunirse la Junta de Gobierno. Los partes meteorológicos eran favorables.
Foto: Miguel Ángel González
Un saetero interpreta una sentida saeta desde un balcón a la Virgen de Amor y Sacrificio.
Foto: Vanesa Lobo
Monaguillas de la Candelaria toman la merienda minutos antes de que se echara a la calle la hermandad.
Foto: Manuel Aranda
ostaleros del Cristo de la Viga aguardan tras el paso el momento de ponerse bajo las trabajaderas.
Foto: Miguel Ángel González
El misterio de la Sagrada Cena avanza ayer por la plaza a la que da nombre el titular de la cofradía.
Foto: Pascual
El fuerte viento se deja sentir en las túnicas y capuces de estos pequeños hermanos de Amor y Sacrificio.
Foto: Vanesa Lobo
Hermanos de la Hermandad de la Viga esperan el momento de la salida en el interior de la Catedral de Jerez.
Foto: Miguel Ángel González
Dos costaleros se fajan en las dependencias parroquiales de San Marcos.
Foto: Pascual
Un pequeño hermano de La Cena juguetea con un cirio .
Foto: Pascual
Los costaleros de la Candelaria portaron medias con el escudo de la cofradía.
Foto: Manuel Aranda
El cuerpo de acólitos de La Cena llena de aromas a incienso los primeros metros del desfile procesional.
Foto: Pascual
Nuestra Señora de Amor y Sacrificio recibe ayer una saeta en la puerta de la iglesia de Madre de Dios.
Foto: Vanesa Lobo
En la imagen, algunos de los afortunados costaleros que portan sobre sus hombros la venerada imagen de Nuestra Señora de la Candelaria.
Foto: Manuel Aranda
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