Varios transeúntes esperan que una máquina excavadora conluya su trabajo para continuar sus caminos.
Foto: Manuel Gómez
Una mujer pasea junto a una de las vallas que separa el acerado de las obras de la Encarnación.
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En la zona de la Encarnación es fácil observar a los viandantes pasear junto a las obras.
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Las aceras con las vallas en un lateral debido a las obras dificulta el tránsito de los ciudadanos y más aún con vehículos aparcados en la vía peatonal.
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Motorista, ciclista y peatones coinciden en el corto espacio de calzada existente en zonas de la Encarnación.
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Una ambulancia estaciona en uno de los pocos espacios disponibles pero que reducen aún más el espacio destinado al paso de vehículos.
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Las aceras tan reducidas por motivos de las obras de la Encarnación provoca que los viandantes tengan que pasar "por turnos".
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Las aceras se convierten en puntos de encuentro entre trabajadores de las obras de la zona y transeúntes.
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Dos trabajadores de un local de la zona pasan con la mercancía por mitad de la calzada junto a la plaza de la Encarnación.
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Un obrero trabaja en el pavimento junto a un bar y es observado por un par de personas al fondo.
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Las obras del Metrol Parasol han limitado el espacio de las aceras.
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Una acera provisional se ha habilitado para el paso de los ciudadanos durante el tiempo que duren las obras de la Plaza de la Encarnación.
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Máquina excavadora y obreros requieren pasar de forma constante por la calzada disponible junto a la plaza de la Encarnación.
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Por un lado, obreros trabajan en las obras de Metropol Parasol, por el otro, un ciudadano pasea entre escaparate y valla.
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Los viandantes pasan junto a la entrada que da acceso a las obras de Metropol Parasol.
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Varias mujeres caminan por el espacio que le han dejado para ello con parte de las obras de la Encarnación de fondo.
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Todos en un mismo lugar. Obreros trabajan en el pavimento mientras los peatones pasan junto a ellos o se entretienen charlando.
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El corto espacio que se ha dispuesto para los peatones requiere que pasen por los mimos uno a uno.
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Un hombre habla por teléfono mientras una indigente, sentada junto a las vallas de las obras de la Encarnación, le pide unas monedas.
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Las dos caras de la moneda: en un lado las obras e inmediatamente en el otro, y con una acera reducida, los viandantes.
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