Huelva

Los psicólogos describen a Medina como una persona “sumisa” que huye del conflicto

  • Los peritos de la defensa concluyen que el acusado no padece un cuadro psicopatológico importante que limite sus capacidades

Los dos psicólogos contratados por la defensa de Francisco Javier Medina, único acusado del doble crimen de Almonte, lo describen como una persona “muy sumisa” y que huye de los conflictos. Además, han señalado esta mañana en una nueva sesión de la vista oral que “no es en absoluto una persona agresiva” y que tiene mucha paciencia y “un alto nivel de tolerancia a la frustración”. Su sistema de control frente a la ira, han indicado, “se rige por distintas normas sociales, por el como no me tengo que enfadar, no me enfado”.

En la misma línea que los facultativos del Instituto de Medicina Legal de Huelva que lo analizaron, los expertos que se entrevistaron con el acusado cuando ya había arrancado el juicio contra él en la Audiencia onubense (concretamente los días 16 y 17 de septiembre) han reseñado que la principal característica de la personalidad de Medina es la “normalidad”. En el momento en que lo examinaron se encontraba en tratamiento con potentes psicofármacos, circunstancia que -a su entender- ha influido para que se refleje en la prueba de inteligencia que tiene un coeficiente intelectual de 75, mientras que la media de la población está en 100. “Fuera del contexto de la cárcel y de la situación en la que se encuentra se desenvolvería como cualquiera de nosotros, aunque no es el superhombre de Nietzsche”, han observado.

Los peritos han descrito los episodios de “sollozos” que el almonteño les mostró en la penitenciaría de Huelva el fin de semana del examen y que hacían referencia, principalmente, a la delicada coyuntura que vive y a su preocupación por su familia. Con todo, también se ha mostrado empático “cuando nos hablaba de Miguel Ángel Domínguez porque él lo consideraba su amigo”, así como en relación con la otra víctima, la pequeña María, “a la que sentía como suya”. Finalmente, han evidenciado que, en caso de transgredir las normas a las que su personalidad se adapta por sistema se muestra “muy incómodo y queriendo en todo momento regularizar esa situación”.

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