Cabe preguntar si el Consistorio rondeño de la democracia está legitimado para deshacer lo que hizo otro, el de la dictadura.

Los partidos están sobrealimentados, tienen sitio el utopista, la trepa, el que no vale para otra cosa y la maquiavela.

Gracias a Dios, la crítica y la defensa del catolicismo a veces es bronca pero no va más allá del atropello a las buenas maneras.

Una de las causas de la corrupción es que a ningún político le piden responsabilidad ante los electores.

Quien entra en España sin el papeleo ordinario comete una infracción similar a la de quien pasa de la luz roja.

El Ayuntamiento debería limitarse a conceder permisos, no hay una partida para que sea Navidad en El corte Inglés.

El servicio de asistencia a profesores del sindicato ANPE dio datos: lidió en Málaga con 19 conflictos el curso pasado.

El alcalde ignoraba la ley, se guiaba por su olfato y el catarro moral no es delito; la pureza de espíritu desentonaría en la cárcel.

¿Dónde se quedó el activismo, la democracia de la calle? Quizá asistimos a su ocaso, a su degeneración en "clicktivismo".

Sobrecargar a los policías de Ronda, que se las ven con gente poco colaboradora, da lugar a situaciones desastrosas.