La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Chaves y Griñán, responsables

Creo que ambos presidentes son decentes y honrados, y que aceptaron un sistema que permitió la corrupción

Objetivo conseguido: la cúpula socialista de la Junta de Andalucía durante la primera década del siglo XXI se sienta ya, y se sentará durante meses, en el simbólico banquillo de los acusados de la Audiencia de Sevilla. Se sientan, sobre todos, Manuel Chaves y José Antonio Griñán, presidentes de la comunidad autónoma durante 23 años y, gracias a ello, sucesivos presidentes federales del PSOE.

¿Son culpables de prevaricación y malversación Griñán y Chaves? ¿Han sido unos gobernantes corruptos? La sentencia lo dictaminará. Modestamente, yo creo que no. Creo que ambos son honrados y decentes (no puedo decir lo mismo de algunos de sus compañeros de banquillo). Eso significa no sólo que no se apropiaron de dinero público para sí mismos o para el PSOE, sino también que no idearon, planearon y ejecutaron un mecanismo de reparto de ayudas a empresas y trabajadores en crisis al margen de los controles habituales de la Administración y regido por la discrecionalidad y la arbitrariedad.

Sí son responsables, clarísimamente, de haber convivido, diez años, con este método irregular de distribución de fondos públicos y de haber hecho oídos sordos a las advertencias de la Intervención General al respecto (la excusa de que nunca elevó el informe de actuación que les habría compelido a rectificar es insuficiente). Como dirían en Norteamérica, ocurrió durante sus guardias. Cuando estaban obligados a vigilar el trabajo de sus colaboradores. A responder por ellos y a destituirlos si se apartaban de la ley.

Porque la opacidad y la discrecionalidad con que se gestionan bienes públicos nunca es inocua (salvo que cambie la condición humana, algo poco probable). El dinero canalizado mediante las llamadas transferencias de financiación recayó en manos poco escrupulosas y atrajo, como panal de rica miel, a todo tipo de moscas aprovechadas: aseguradoras, bufetes de abogados, sindicalistas al loro y comisionistas. Muchos de ellos extendieron la corruptela introduciendo en los expedientes la figura del intruso, es decir, el familiar, amigo o cliente que ni siquiera trabajaba en la empresa receptora de la subvención justificada por la crisis. Así se malgastaron más de 700 millones de euros.

La responsabilidad de Chaves y Griñán por este agujero negro es netamente política, y grave, aunque tuvo que ser Ciudadanos quien se la impuso a ambos. La penal, francamente, no les alcanza.

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