Hace unos días mantuve una animada comida con un político de izquierdas. Tras la misma me sorprendieron enormemente dos cuestiones: por un lado, el extraordinario conocimiento del que ese político, sin pretenderlo, hacía gala en relación al funcionamiento interno de las instituciones donde se cuecen nuestras leyes; y por otro, la comprensión natural que manifestaba sobre algunas cuestiones del partido de enfrente, como parece lógico presumir de personas mínimamente razonables.

De ese almuerzo extraje una conclusión clara: no me equivoco cuando defiendo el bipartidismo como un escenario de crecimiento y estabilidad para este país. No sé si me repito -pero me da igual, no pienso pararme a comprobarlo- cuando recuerdo las palabras de un amigo progre e íntimo que afirmaba, mientras perseguía con la yema de los dedos el rastro traslucido de la huella un trago de vino, que con el PSOE se habían ensanchado los derechos sociales y que, a su vez, el PP los había consolidado con su financiación adecuada. Con todas sus sombras, el bipartidismo ha traído a este país cotas de crecimiento y prosperidad hasta ahora desconocidas en nuestra historia. Por ello estoy seguro que lo que le venga mal al PSOE le vendrá mal a España, al igual que la corrupción del PP lastra a ese partido y al conjunto de los españoles. Y lo que le venga bien a ambos, a la postre, nos estará beneficiando a todos. Si después de estos meses aún me queda algún lector, que lo dudo, a buen seguro habrá podido intuir que esto que escribo viene inspirado por la noticia del reciente nombramiento de Pedro Sánchez como secretario general del PSOE. No sé si esta segunda parte será o no buena, pero sí sé que en el horizonte de este partido está el de España. En su mano va a estar que la izquierda en este país siga en manos de un partido reformista o, por el contrario, se eche en brazos de uno revolucionario. Nadie contaba con tener presupuestos este año, por lo que no habrá problema en que los mismos se prorroguen si el partido canario pide más de lo razonable, pero octubre está ahí al lado, y allí nos vamos a jugar mucho. No lo digo por los separatistas catalanes, que también, sino porque en ese momento se comenzarán a discutir los presupuestos del año que viene, que son los verdaderamente importantes, especialmente para los almerienses, que tendremos que luchar por que se mueva por fin nuestro soñado AVE.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios