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los invisibles

"Tenemos que mezclarnos; si no, no sirve, no vamos a salir del gueto"

  • Maribel Alarcón. La trajo del Perú la interpretación y encontró en la romería del Rocío un ingrediente cultural tan potente como los festivales de cine de Huelva y de teatro de Cádiz

Maribel Alarcón durante la entrevista.

Maribel Alarcón durante la entrevista. / Juan Carlos Vázquez

Se trajo de América a dos princesas indias, la hija de Pizarro y la madre del Inca Garcilaso, y quiere llevar Andalucía a América con una popular devoción. Maribel Alarcón (Ayacucho, Perú, 1975) es actriz y preside la asociación rociera Andino-Amazónica. Quieren hacer el camino.

-¿Ha unido ambas pasiones?

-El 1 de abril celebramos una misa en la ermita del Rocío, con la alcaldesa de Almonte, a la que acudieron descendientes de Pizarro y Garcilaso el Inca.

-¿Por qué vino a España?

-Muchos lo hacen. Venían y cuando volvían les subían el caché. Yo no volví. Estuve en Madrid, Barcelona, en Sevilla me casé y tengo tres niños. La conquistadora fui yo. Mi marido sevillano encendió la semilla del Rocío.

-¿La historia se lleva mejor con la novela que con el teatro?

-En el caso de Francisquita Pizarro, la hija de una princesa inca y el conquistador Pizarro, quiero darle consistencia teatral.

-¿Creció aquí su formación?

-Estoy preparando un doctorado en Ciencias del Espectáculo sobre una compañía de teatro peruana, Yuyachkuni, y un máster en la Pablo de Olavide con la colaboración de Ramón Bocanegra, director de La Tarasca.

-¿Cómo surve su vocación?

-Para quitarme la timidez. Me presenté a los cursos de teatro en Lima. Ocupé el último puesto en las pruebas de acceso y el primero cuando terminé los estudios.

-¿Ha trabajado en España?

-He hecho cine, una producción peruano-española con Carlos sobera, Nacho Duato y Neus Asensi. Yo hacía de campesina. En televisión, entre otras cosas, hice de enfermera asesina en una telenovela muy popular en América. También trabajo en radio, en Integración Radio, una emisora que dirige un ecuatoriano.

-¿Cómo descubre el Rocío?

-Me llevó la curiosidad y el turismo. Vi que había mucho más.

-¿El Quema es afluente del Amazonas?

-Queremos que lo sea. En la misa en la ermita estuvieron la cónsul de Perú y el cónsul de Bolivia.

-¿Cómo canalizan la fe?

-Estamos en contacto con una comunidad redentorista que tiene un comedor popular para niños sin recursos en Santa Anita, un barrio muy pobre de Lima. Queremos que nos apadrine la hermandad de Sevilla-Salvador, pero el protocolo es muy largo y las pautas nos las da la hermandad matriz. Iremos con distintas hermandades: Paterna, Chucena, Villamanrique, Sanlúcar de Barrameda. Nuestra idea es hacer un tawantinsuyo, nombre que los incas daban a su imperio. Extender la devoción a la Virgen.

-¿Se han hecho rocieros?

-Hemos aprendido a bailar sevillanas.

-¿Fue sencillo el proceso?

-Para mí fue un descubrimiento, porque religión era sinónimo de restricción y he visto que supone todo lo contrario. La ermita del Rocío la construyó un sevillano que emigró al Perú, Baltasar Tercero, con una donación de veinte mil maravedíes.

-¿Cuántos son?

-Yo soy la presidenta y por ahora somos 28 de varios países latinoamericanos, algunos europeos e incluso un peruano que vive en Munich y toca la mandolina.

-El año que España ganó el Mundial de Fútbol, 2010, su compatriota Vargas Llosa ganó el Nobel de Literatura?

-También ha escrito mucho teatro. La pasión por él en Perú es muy grande, pero también tiene muchos detractores. Uno de los libros de Francisquita Pizarro que manejo para la obra, La mestiza de Pizarro, es de su hijo Álvaro Vargas Llosa.

-¿Qué aprendió en el camino?

-El máster en la Olavide lo he titulado Artes Escénicas y Patrimono Cultural. Es una reflexión sobre la cara bonita de la emigración, por decirlo gráficamente. Siempre que se habla de emigración se asocia con pateras, con refugiados, una realidad incontestable, pero también hay otras cosas: un intercambio de conocimientos culturales, artísticos, gastronómicos, de fiestas.

-¿Hay precedentes?

-De categoría. A ese mismo espíritu de mestizaje y de reivindicación pertenecen el Festival de Teatro Latinoamericano de Cádiz y el festival de Cine Iberoamericano de Huelva. En la Francisquita del libro La mestiza de Pizarro, me veo muy identificada con esa mujer. Trató de que la Corona española reconociera todo lo que hizo su padre, un hombre muchas veces sanguinario, pero un buen estratega, un gestor impresionante. Junto a las sombras de su biografía, está el fundador de nueve ciudades, incluidas Ayacucho, donde nací yo, y Jauja, donde nació su hija. El constructor de 35 iglesias neobarrocas.

-¿Se siente inca o Pizarro?

-Me siento gestora cultural, como Francisquita. Gestiono, pongo proyectos en marcha, fusiono. Tenemos que mezclarnos; si no, no sirve, no salimos del guetto.

-¿Sigue con el teatro?

-Junio lo empezaré con el Rocío, pero el día 30 estreno con otra compañía Aquí no paga nadie, de Darío Fo, mi autor preferido, también Nobel de Literatura.

-Pablo de Olavide era limeño...

-Después del terremoto, reconstruyó la ciudad y el teatro. Era un amante del teatro. Tuvo que salir huyendo por una malversación.

-El torero Juan Belmonte se casó con una limeña...

-Conozco a Roca Rey. No lo he visto torear, pero lo entrevisté para la emisora de radio.

-¿Se siente entre dos mundos, como la princesa del libro?

-Geográficamente estamos muy alejados, pero humanamente muy unidos.

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