seguridad

Adiós a 54 días de suplicio en el 'Piolín'

  • Los policías que han vivido en el barco se quejan de la suciedad, la comida o la incomunicación

  • ""Estábamos en el culo del mundo y sin poder salir de allí"

Los policías malagueños que han permanecido dos meses en el barco de Piolín, como se conoce el ferry atracado en el puerto de Barcelona con la imagen del dibujo animado, empiezan a regresar a casa. Este peculiar alojamiento para los agentes desplazados a Cataluña con motivo de la última crisis política empezará a ser historia a partir de mañana, cuando los efectivos todavía destinados allí sean trasladados a distintos hoteles, según la promesa del Ministerio del Interior.

Los 54 días de estancia en el barco no han sido un crucero de ensueño. Según el testimonio de algunos agentes que ya están en sus casas de Málaga, las condiciones higiénicas, de comida o de estancia en los camarotes del ferry, compartidos por dos agentes en ocho metros cuadrados, han dejado mucho que desear. En este tiempo, la mayoría de ellos han vivido horas interminables "de incomunicación total", en estancias interiores sin ventanas, neveras o televisión, y sin cobertura en sus teléfonos móviles.

La situación de aislamiento vivida en este tiempo se suma a la escasa higiene que les ha rodeado. Al principio, asegura uno de ellos, "con el paso de las quincenas fue mejorando el tema del cambio de sábanas y de toallas, a lo que contribuyó también el cada vez menor número de inquilinos, "pero en los 52 días no limpiaron el baño ni una sola vez". El capítulo de la comida merece una queja general. Todos los días tenían dos primeros, dos segundos y un postre para comida y cena, si bien ni la variedad ni la calidad estaban a la altura de un crucero de lujo. El primer mes, policías y guardias civiles se alimentaron de pasta "mal preparada", y de carne o pescado "que rara vez estaba buena". A ello se añadía el postre: manzanas "verdes y agrias" o naranjas secas antes de incorporar los plátanos, "una caja para mil tíos", o sustituir algunos días de pasta por sopa "que más bien era agua con cositas en el fondo". "Los últimos diez días de estancia nos sorprendieron con unos huevos con patatas, unas lentejas medio comestibles o alguna sopa que no era agua chirri", dice uno de los agentes.

Las salidas por el ferry tampoco eran habituales. "Allí teníamos una sola cafetería con cerveza y café a precio razonable y nada más que poder comer o beber allí". Pero lo que peor han llevado algunos agentes ha sido la situación de internamiento que han vivido, sin apenas salir del barco. "En las primeras semanas no había medio de salir de allí por estar en el culo del mundo y sin transporte. Luego nos pusieron un autobús de la Guardia Civil, que conducía un agente en su tiempo libre por hacer un favor a sus compañeros". Finalmente hubo un conductor que realizaba ocho viajes al día para trasladar a los agentes fuera del puerto.

Pero lo que posiblemente peor han llevado los policías durante este tiempo es la imposibilidad de hacer planes o de conocer su trabajo con cierta previsión. "En otros lugares como Lérida tenían una planificación por semanas, con hasta nueve días de antelación, pero salvo en raras ocasiones a nosotros nos informaban día a día". Hace sólo una semana, la práctica totalidad de los efectivos de Málaga de las unidades antidisturbios de la UIP permanecían desplegados en Barcelona. Todos estos efectivos ya ha regresado con sus familias a Málaga, donde esperan tener unos días de descanso, hasta que vuelvan a ser trasladados, probablemente para las elecciones del 21D.

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