El campo malagueño lleva años sumido en una crisis de la que parece difícil salir. Campaña tras campaña, las distintas asociaciones sectoriales denuncian la pésima situación en la que se encuentran las explotaciones locales y, por ahora, no se vislumbra la luz al final del túnel. El último organismo en levantar la voz ha sido la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), que ha vuelto a advertir de la "situación desesperada" en la que se encuentran agricultores y ganaderos. Las causas son siempre las mismas, pero no por conocidas son más fáciles de solucionar. La UPA denuncia que los costes de producción se han disparado y que los precios en origen que reciben agricultores y ganaderos se mantienen muy bajos, de forma que se va perdiendo rentabilidad ejercicio tras ejercicio.

La renta agraria, según la UPA, alcanzó el año pasado los 608 millones de euros, lo que supuso un descenso del 1,5% debido a que el precio de los fertilizantes, la energía o los piensos ha aumentado en torno al 18%. Suben los costes pero se mantienen a la baja los precios en origen. Las organizaciones agrarias llevan años exigiendo un precio más justo para los productores, de forma que todo el beneficio no se reparta solo entre los intermediarios y los distribuidores finales. Hay productos cuyo precio final en el lineal del supermercado es cinco o diez veces superior al que se abona al agricultor. La UPA ha realizado un balance del año y, en la mayoría de los casos, el resultado es negativo. Las frutas y hortalizas han sufrido un importante descenso de ventas debido a la denominada crisis del pepino en Alemania y otros países europeos, que sembró dudas sobre toda la producción española de pepinos y, de paso, otros productos nacionales. Los cítricos o el aceite de oliva tienen tendencias a la baja, mientras que se han incrementado las ventas de frutos secos, vino, cultivos herbáceos o subtropicales.