Málaga

Alejandro obtiene respuesta

  • Un profesor del instituto Universidad Laboral de Málaga le enseñará el lenguaje de signos durante dos horas semanales · Educación aún no le ha concedido un intérprete

La historia de Alejandro Morales ha tenido un final feliz. El menor de 14 años con lesión cerebral que no podía comunicarse con normalidad contará con un profesor que le enseñará el lenguaje de signos en el instituto Universidad Laboral de la capital malagueña donde está estudiando.

Más de un año le ha costado a su madre, Carmen Morales, conseguir que el centro educativo atienda su demanda después de que todos los informes médicos que se le practicaron al menor determinaron que era la única forma eficaz de que lograra expresarse con normalidad, a pesar de que no es sordo.

Los responsables del instituto citaron ayer a la madre en el centro para comunicarle la decisión después de que este periódico se hiciera eco el día anterior del caso de su hijo. "Estoy satisfecha de haberlo conseguido pero el perjuicio que le han causado a mi hijo en todo este tiempo no lo voy a olvidar", aseguró la madre de Alejandro.

De momento, el niño asistirá a clases de lenguaje de signos en el propio centro dos horas a la semana. Pero su madre cree que aún le harían falta un par de horas más de clase para que "pueda aprender bien este lenguaje y comunicarse con los demás".

Desde hace más de un año Alejandro recibe una hora de clase semanal en la Asociación de Padres y Amigos del Sordo (Aspansor), aunque no ha sido suficiente.

Lo que aún no se ha decidido es si el menor dispondrá de un intérprete que le ayude en horario lectivo. La decisión dependerá de la Delegación Provincial de Educación en función de la disponibilidad de personal especializado que exista para este curso.

"El compromiso ha sido que lo van a estudiar para ver si es posible pero no lo voy a aceptar si para ello se lo tienen que quitar a otro niño que también lo necesite", según explicó Carmen.

Su madre está sorprendida con la "rapidez" con la que han atendido su demanda después de una lucha que inició en octubre de 2007. Considera "impresionante que de no tener derecho a estas clases por no ser sordo haya pasado en sólo 24 horas a tenerlo".

Por eso, Carmen no tiene intención de dar por terminado este asunto y ya ha advertido de que continuará sus planes de llevar a los tribunales a la Delegación Provincial de Educación "por la vulneración de un derecho y el perjuicio irrevocable para este niño".

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