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Málaga

Almuerzos artesanales

  • El restaurante Paco Ché sirve menús caseros en los que se incluyen carnes, pescados y platos de cuchara · Todos los días hay paella en sus fogones

La familia es la familia. Ya lo dijo Vito Corleone en El padrino y aquí se cumple con exactitud esta frase que la hizo tan famosa Marlon Brando. Es el elemento que sustenta al ser humano durante toda vida y aquí es el vínculo de unión de un negocio que hace tan sólo un mes abrió sus puertas. El restaurante Paco Ché tiene este nombre ya que es un homenaje que su propietario Francisco Moreno ha querido hacer tanto a su abuelo como a su padre. "A él le decían ché por su padre, mi abuelo. Por eso he querido que de alguna manera estén presentes aquí. Es un homenaje a ellos", indica. Tras más de 40 años trabajando en el sector de la hostelería sigue con las mismas ganas que el primer día. "Es un proyecto hostelero familiar con cariño y esmero", precisa Moreno. Sus dos hijas, Yolanda y Rocío, también forman parte activa del establecimiento. "Era la ilusión de mi padre vernos a todos en un mismo negocio", asegura Rocío, que aunque delineante de profesión, trabaja con su familia en este establecimiento.

Todos los días en su interior ofrecen desayunos desde bien temprano. Zumos, cafés, pitufos y también churros malagueños pueden ser degustados por los visitantes al local que se encuentra muy cerca de la Diputación de Málaga. Al medio día y cuando se acerca la hora del tapeo, entrar en el restaurante Paco Ché es una parada obligatoria. En el itinerario del amante de la tapa estará marcado este enclave gastronómico.

Por menos de 2 euros es posible disfrutar de una tapa con una caña. Tanto en el interior como en el exterior puede sentirse como en casa. Disponen de una amplia oferta de tapas: pulpo, boquerones, bacalao, coquinas, callos, croquetas, migas, conchas finas, etcétera. Platos que varían en función del producto del mercado y de la estación meteorológica. En verano no falta ni el gazpacho ni la porra. Las raciones también son económicas y abundantes. Por 5 euros el visitante no pasará hambre en su pedido. "Todo el mundo dice que nuestros callos son estupendos. Siempre viene gente que repite", indica Rocío Moreno.

El plato de la casa es el denominado "pulpo a la tijera". Este manjar es servido junto al instrumento para que el cliente lo corte como estime oportuno. Un ambiente acogedor y singular destila su salón interior. Aquí se puede disfrutar de un menú que diariamente ofrece el establecimiento a un módico precio, que en época de crisis, los bolsillos agradecen. Por tan solo 7,50 el comensal tiene la oportunidad de elegir entre varios primeros y segundos platos. El postre, la bebida y el pan también están incluidos en él.

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