Málaga

Arte y elegancia en cada movimiento

  • La artista malagueña Antonia Guillén presenta sus últimas creaciones pictóricas en las que usa como base los abanicos

La artista malagueña Antonia Guillén presenta sus últimas creaciones pictóricas en las que usa como base los abanicos, un complemento decorativo que se adapta en muchas ocasiones “como soporte estético del arte en movimiento”. Con más de 40 años de trayectoria, la diseñadora, en esta etapa de su vida, considera la cultura y la educación como “un pilar fundamental en la formación de una persona”.

Ya por el siglo XIV los chinos empezaron a introducir al mercado la porcelana  junto con el abanico. En sus inicios, desde Asia se utiliza para la elaboración de los abanicos el papel y el bambú con dibujos muy simples, árboles y líneas muy escuetas. Italia, Inglaterra y Francia fueron los países en donde más auge tuvo su uso, mientras que tiempo después, allá por el siglo XVIII cuando en estos puntos cae en desuso, en España vive su máximo apogeo.

Antonia Guillén elige en esta ocasión los abanicos para mostrar su obra porque “es un elemento muy decorativo, es un soporte donde poder manifestar un forma de pintar”. Hay que estudiar mucho y tener una gran capacidad estética, según la autora, para poder adaptar una idea artística al abanico que “acoge a cualquier diseño, aunque las flores son muy recurrentes y quedan preciosas”.

En las reproducciones y textos costumbristas de la España de siglos pasados y aún de este, especialmente en la zona de Sevilla,  Málaga o Granada, se pueden hallar referencias al abanico, y hasta un significado propio de cada acción que se hacía con él. Por ejemplo, entre otros muchos movimientos que tenían sus significados, se pueden citar: si la mujer escondía los ojos detrás del abanico, estaba diciendo a su interlocutor que lo quería. Si colocaba el abanico sobre la mejilla izquierda, la respuesta era: no; y si lo posaba sobre la derecha, la respuesta era: si. En el caso de que la mujer se abanicara con rapidez, significaba que estaba comprometida; y si lo hacía lentamente, le transmitía que estaba casada.

Aunque el uso actual no sea muy frecuente, es común que en cada casa haya un abanico o que en ocasiones particulares, como corridas de toros o feria, sean muchas la féminas que opten por usar este complemento, como un adorno más de su atuendo. Incluso los hombres también lo pueden usar aunque, en este caso, el tamaño es más pequeño y sus diseños más discretos.

Para su conservación Antonia recomienda “cuidarlos con cariño, meterlos en una bolsita o tela que los proteja y ponerles un amarre que sujete las varillas y que así se mantengan cerradas hasta que se use de nuevo”.

El motivo de elegir en esta ocasión los abanicos, como elementos donde plasmar su obra, Antonia Guillén argumenta que cada vez se ven más abanicos en las tiendas, la gente los pide y es un elemento que se presta mucho a conservarlo.

La malagueña se considera autodidacta y vocacional, amante del dibujo y posteriormente de la pintura. “Soy feliz con cualquier disciplina artística” asevera Antonia.

Ha expuesto últimamente en dos ocasiones en los años 1999 y 2002 en la Chelsea Art Societe de Londres. Además, durante una estancia en la capital británica se diploma en decoración de interiores con el City & Guilds of London Institute, profesión que ejerce en la actualidad con trabajos que realiza por encargo.

Se considera tenaz y conservadora, aunque se adapta a los nuevos tiempos y técnicas, pero “siempre con los pies en la tierra”. Desde su posición pide a quien corresponda un mayor apoyo y reconocimiento a las actividades que se hacen en Málaga sobre las artes plásticas.

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