La idea de conectar el Centro de Málaga con el Castillo de Gibralfaro mediante un funicular vuelve a ponerse sobre la mesa. En esta ocasión por medio de una serie de colectivos ciudadanos que subrayan el valor turístico que esta infraestructura tendría para la capital de la Costa del Sol. La apuesta por avanzar en esta senda ha llevado a entidades como la Fundación El Pimpi, la Academia Malagueña de Ciencias, la Sociedad Económica Amigos del País, la Agrupación de Cofradías de Semana Santa y Uprosama (Unión Profesional Sanitaria de Málaga) a valorar el potencial de una infraestructura que formó parte de la estrategia del alcalde, Francisco de la Torre, hace ahora casi siete años y que finalmente fue descartada por la ausencia de empresas interesadas en su ejecución.

En esta línea, uno de los precursores de la iniciativa, el presidente del consejo asesor de Bidafarma Málaga, Leadro Martínez, apuntó que la intención de los colectivos es la de demandar una reunión con De la Torre para insistir en la necesidad de que el Ayuntamiento retome esta actuación. Para sentar las bases de la actuación a desarrollar sobre la ladera norte del monte, hoy Manuel Olmedo Checa, integrante de la Academia Malagueña de Ciencias y de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, protagoniza una charla informativa sobre un nuevo acceso a Gibralfaro.

De acuerdo con los datos conocidos por este periódico, la actuación objeto de esta intervención viene a unir la última propuesta técnica municipal (presentada en agosto de 2011) con otra muy anterior del propio Ayuntamiento (de 2003), situando el coste de la intervención en unos 15 millones de euros, con un periodo de obra de un año. Ello supone una rebaja de 3 millones sobre la cifra manejada por el alcalde cuando sacó a concurso la construcción del funicular para que una empresa privada asumiese su coste a cambio de la explotación comercial del mismo por un periodo de 35 años. Los estudios municipales calcularon en aquel entonces una demanda potencial de unos 500.000 visitantes anuales.

Para Martínez, uno de los grandes incentivos de la intervención es que permitiría llegar desde la zona de Mundo Nuevo hasta el aparcamiento del castillo en muy poco tiempo. "Y con un impacto visual nulo porque iría subterráneo", expuso.