Málaga

Enfado y alegría a partes iguales en la corrida de banderilleros

Alegría es lo que uno siempre espera en Feria. Aunque en la taurina, también se contempla los enfados, como el de ayer del público, el cual iba en aumento cada vez que los toros de El Pilar evidenciaban su falta de fuerza.

El primer toro, en suerte para Juan José Padilla, tuvo muchos altibajos. Con el capote no pudo torearlo el diestro jerezano, quien compartió tercio de banderillas con sus compañeros de cartel. Al igual sucedería en los dos siguientes toros. La faena de muleta fue a más, aunque la estocada entera atravesada y el posterior descabello emborronó su labor.

Dicen que la sanidad en España está mal. Tan mal que ni un Médico -ese era el nombre del segundo de la tarde- remedió una corrida que iba cuesta abajo. Un toro, parado y de embestida descompuesta, con el que Ferrera no terminó de acoplarse, cuya labor se vio condicionada por la falta de fuerza del animal. Lo más reseñable, un soberbio natural. Por su parte, el tercer toro, con el que El Fandi solo pudo lucirse en banderillas, pareció que se contagió del aburrimiento imperante, puesto que hasta en tres ocasiones se sentó en el ruedo.

En el cuarto, el personal, cuyo enfado iba en aumento, pidió su vuelta a los corrales tras perder dos veces las manos. Pese a no acceder a ello Ildefonso del Olmo, Padilla puso todo de su parte. Brindó al público, momento en el que un hombre en el tendido cuatro ondeaba una bandera pirata.

Comenzó su faena sentado en el estribo para continuarla rodillas en tierra. No tardó en sonar la música, lo que, junto a la predisposición del diestro, consiguió hacer olvidar el enfado del público minutos antes. No obstante, su faena pecó de ventajista. La mayoría de las veces -o todas- que citaba al toro lo hizo usando el pico de la muleta. Sus desplantes y buenas intenciones, junto a una estocada entera, algo caída, le sirvieron para cortar la única oreja de la tarde. Esa bandera que antes ondeaba, ahora acompañaba a Padilla en la vuelta al ruedo en la que lanzó la oreja a uno de sus partidarios, quien entró en éxtasis cuando la tuvo entre sus manos. Brazos arriba mientras agitaba la oreja de una manera tan efusiva como sus gritos de "¡Grande, Padilla!". Todo ello al mismo tiempo que sus vecinos de localidad apartaban levemente sus caras de la cercanía de la oreja.

Lo de que no hay quinto maloquedó demostrado ayer que no es así. Al segundo de su lote AntonioFerrera no lo terminó de ver. De hecho, lo banderilleó su cuadrilla, que consiguió completar el tercio con grandes dificultades. El mal uso de los aceros junto con la mala corrida de El Pilar hicieron que los pitos volvieran a copar el graderío. En el último, El Fandi estuvo muy variado con el capote y las banderillas. Tras esto, la faena fue a menos y los más impacientes comenzaron a enfilar las bocanas de tendido en busca de lasalida. La hora del Clásico se aproximaba. Los que sí permanecieron en sus asientos contemplaban cómo el diestro granadino daba pases sin emoción al toro con el que se cerró una tarde de todo menos para recordar.

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