Málaga

"Entramos en la habitación y estaban como muertos"

Pepi no olvidará nunca el día de ayer, cuando el anhelado viaje a Cantabria que había empezado el lunes se convirtió en una pesadilla. Como una de sus mejores amigas no bajaba a desayunar, sobre las 8:00 fue a buscarla a la habitación del hotel. La encontró temblando y sin poder moverse. Vino una ambulancia y minutos después la trasladaban a un hospital; mal, pero consciente.

Pero cuando volvió al comedor, Pepi se percató de que tampoco bajaban otros compañeros. Varios miembros del grupo de turistas malagueños golpearon entonces en las puertas de las habitaciones. Como no les abrían, fueron por una llave maestra.

"Encontramos a unos dormidos, como muertos, pero respiraban", relata esta testigo. De inmediato corrieron a otra habitación. "Otra mujer estaba tirada en el pasillo de su habitación. Cuando se abrían las puertas había mucho olor, como de gas", señaló Pepi. De inmediato alertaron al hotel y en cuestión de minutos había allí diez ambulancias. "No había agua caliente en la segunda planta y los empleados de mantenimiento estuvieron trasteando hasta casi las tres de la mañana", añadió la testigo.

Otro testimonio es el de Belén Gutiérrez. En el viaje iban su padre, su madre y su suegra. "Por la noche, cuando se acostó, mi padre notó un olor raro y dejó la ventana abierta. Eso los salvó", relata. Por la mañana, como la suegra de Belén que estaba en otra habitación no bajaba, la madre pidió una llave en recepción. "Cuando abrió la puerta estaba medio muerta. Por suerte ya parece que está bien", aseguraba a última hora de la tarde. Belén agregaba que "todos los que viajaban están afectados porque al menos han tenido que pasar cuatro horas con oxígeno". Además, se quejaba de la política de información del Hospital de Valdecillas de Santander. "Hemos llamado al hospital 500 veces, pero por política de protección de datos no nos dan información por teléfono; eso sí, nos han habilitado una sala en el hospital. ¿Para qué queremos eso si estamos a 800 kilómetros y sin posibilidad de viajar de forma inmediata", protestó Gutiérrez. "Si hubiese sido en Córdoba o Sevilla iríamos, pero el problema es que es de norte a sur", reiteró Gutiérrez.

Miguel Ángel también se llevó un susto cuando supo que sus suegros eran unos de los intoxicados y que estaban en observación. Su suegra comenzó a sentirse mareada sobre las 7:30 y luego su marido. Fue cuando lo pusieron en conocimiento del hotel que los trasladó en ambulancia hasta el hospital. Ya están fuera de peligro.

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