Diego Heredia siempre ha tenido subvencionado al 100% el comedor de sus hijos. Cobra una pensión por discapacidad y es el único ingreso que entra en su casa para mantener a ocho personas y pagar la hipoteca. Sin embargo, no sabe aún si por un error burocrático o por no entregar la documentación a tiempo, se le advirtió desde el colegio Manuel Altolaguirre que ya no tenía la bonificación y quitó del servicio de comedor a la pequeña. Ahora, la empresa de catering Serunión le reclama una factura de más de 1.000 euros por los meses en los que supuestamente no ha pagado cuando debería haberlo hecho. Como su caso, otras familias de La Palmilla se han visto en la misma situación y están siendo citadas judicialmente ante la deuda que han acumulado por el comedor de sus hijos cuando lo creían bonificado.

"Tenía 20 días para recurrir y fui al Juzgado de Instrucción Nº 2 a presentar la alegación", cuenta Diego Heredia, que señala que "a principios de curso presenté mi declaración de la Renta, como todo el mundo, no tengo nada que esconder". También apunta que "en cuanto me comunicaron que no tenía la subvención por mi hija la quitamos del comedor, pero me empezaron a llegar facturas incluso de mi hijo que ya estaba en otro centro, facturas de los meses en los que no estaba en el colegio sino en el instituto".

Heredia, que muestra su preocupación porque es una cantidad a la que le es muy difícil hacer frente, arremete contra la empresa y asegura que "son unos estafadores" y agrega que "esto nunca ha ocurrido aquí". Igual que a él, a Rafael Santiago le reclaman una cifra aún mayor, la cantidad correspondiente al comedor de sus tres hijos. Rafael es vendedor ambulante, trabaja en los mercadillos y afirma que "no se vende ni casi para comer, nos tenemos que esforzar al máximo para sacar algo y ahora esto no podemos pagarlo".

Esta familia de cinco miembros pidió la ayuda de los servicios sociales para intentar que sus hijos volvieran al comedor, ya que se les expulsó del servicio por falta de pago. "Hasta por el juzgado nos quieren meter, esto es increíble", apunta. Rafael cuenta que su gestor cometió una equivocación a la hora de hacerle la declaración de la Renta, les puso unos ingresos mayores y que ese fallo les dejó sin bonificación.

Presentación tiene dos hijos en el colegio y también han comido de forma gratuita siempre. Explica que no tiene ningún ingreso, "mi marido hace alguna chapuza y trae lo que puede a casa". "Y ahora nos han llegado las cartas, tenemos que pagar más de 200 euros", comenta, angustiada. Ahora sus hijos tienen que almorzar en casa "necesitamos que coman en el colegio porque hay día que no tenemos ni con qué alimentarlos", sostiene. También subraya que esta situación les ha pillado por sorpresa y se queja de que "nos viene muy mal".

El director del colegio Manuel Altolaguirre, Miguel Ángel Muñoz, dice que "nosotros controlábamos más la gestión de comedor, teníamos cierto margen de solución de problemas, ahora no" y plantea que las situaciones se han producido por un cúmulo de acontecimientos. Por una parte, porque algunas familias no han presentado a tiempo documentación. "Cuando se les dice que vengan a arreglar esto entienden que es el colegio el que se hace cargo y lo han dejado, cuando han querido solucionarlo ha sido tarde, se cierran los programas y las bonificaciones no se pueden cambiar", apunta Muñoz. Pero también señala que la empresa Serunión no ha cumplido la orden de 3 agosto de 2010 por la que se regulan servicios complementarios de la enseñanza como el comedor escolar. En el artículo 23 expone que dos meses sin pagar implica la expulsión del servicio. De haberse llevado a cabo, hubiera provocado que las deudas de las familias fuesen mucho menores, tan sólo de dos meses, como máximo unos 180 euros por escolar. En vez de ello, ha permitido que siguieran sumando meses que ahora les reclaman.