El arte de Antonio de Canillas, cuya voz se hizo grande por crear un estilo propio, la saeta malagueña, se ha apagado para dejar un inmenso legado. El artista, de 88 años edad y natural de Canillas de Aceituno ha fallecido víctima de un cáncer. Con su muerte, Málaga pierde a uno de los grandes cantaores. Un hombre que desde niño se empapó de los cantes de la tierra. Respetado por la crítica y por todo ese mundillo que le veneraba, entre sus múltiples reconocimientos destaca la Lámpara Minera.

Precisamente, en estos momentos el Ayuntamiento de la capital estaba tramitando el expediente para la concesión de la Medalla de la Ciudad de Málaga al cantaor, que padecía cáncer.

La pasada Bienal de Flamenco de Málaga rindió homenaje precisamente al malagueño, al que se le entregó una estatuilla creada especialmente para este certamen por el escultor mairenero Jesús Gavira. También era frecuente verle en algunos de los eventos flamencos realizados por la provincia de Málaga.