Javier Orellana transportaba 108 kilos de hachís cuando fue detenido. Partió de Marruecos con destino a Málaga, pasó la frontera pero "me cogieron en el barco", recordaba ayer. Iba a ganar 10.000 euros con el viaje pero sus expectativas se quedaron en Ceuta. Con 28 años, este joven de Antequera asumió una condena de tres años y ocho meses. Para el próximo marzo espera la libertad condicional y lo que ahora le preocupa es su vuelta al mercado laboral. Por eso fue uno de los internos del Centro de Inserción Social de Málaga que solicitó formación. Ayer concluyó un curso de limpieza industrial.

Un grupo de 11 hombres y cuatro mujeres que cumplen tercer grado en el centro malagueño han recibido desde el 10 de octubre un total de 250 horas de clases prácticas para facilitarles una nueva salida profesional. La Obra Social de La Caixa, a través de su programa Reincorpora, ha llevado a cabo la iniciativa con la colaboración de la Asociación Arrabal AID. Ayer recibieron los diplomas y ahora toca "lo más difícil", como apuntaron los responsables del proyecto, encontrar trabajo. No obstante, también reciben ayuda experta en este difícil camino.

"Queríamos ir más allá y hemos impulsado un itinerario de integración socio-laboral, no solo formativo, para que tengan la posibilidad de volver a la sociedad con la mayor normalidad posible", explicó Josep Oms, coordinador del programa Reincorpora. "Tenéis formación y más posibilidades, aunque ahora toca aportar vuestro grano de arena porque empieza lo más complicado", comentó Oms a los estudiantes del curso.

Mercedes Jiménez es una de las internas que ya posee su diploma de limpieza industrial. Antes de entrar en prisión hace dos años y medio, también por un delito contra la salud pública, era fotógrafa. Tiene un hijo de 5 años, que es "el que tiene más deseo de que salga, me echa mucho de menos", confesaba, y su pareja está en el paro. Su hermana es por el momento la que se ocupa de su pequeño. "Necesito un trabajo más que comer", aseguró Mercedes, impaciente por reconstruir su hogar.

Para poder volver a la normalidad, para recuperar sus vidas, Mercedes, Javier y sus otros compañeros saben que la formación es un paso esencial. "Espero que este título me pueda abrir puertas y si sale otro curso antes de mi condicional también lo haré, el caso es no estar quieta, aprender mientras estás desempleada", consideró Mercedes. Las clases han sido provechosas, apuntaban estos internos, "cien por cien prácticas", y se han convertido "en una manera de volver a sentirte útil", asegura Javier.

"Desde el Centro de Inserción Social de Málaga vamos a seguir apostando por la educación y la formación para favorecer la igualdad plena de oportunidades y la verdadera integración", afirmó Juan Antonio Matamoros, director del CIS. José Antonio Naveros, presidente de la asociación Arrabal, agradeció el esfuerzo de los participantes en este programa y les animó en la tarea de conseguir un empleo. La empresa Limsama se ha encargado de la formación práctica que ha concluido con trabajos en beneficio de la comunidad. Desde el 29 de noviembre al 2 de diciembre estos alumnos realizaron un servicio solidario, la limpieza del Centro de Recursos Participativos que el Ayuntamiento de Málaga inauguró el pasado 5 de diciembre.

Más de 40 solicitudes se presentaron para las 15 plazas del curso. "Gracias por esta segunda oportunidad brindada", dijo Mercedes en el acto de entrega de diplomas. No se siente "marginada" por ser reclusa, ya que "el trabajo está chungo para todos", aseguraba. Pero no dejará de intentarlo, como Javier, por ellos mismos y por sus familiares, "contentos por ver cómo no nos estamos desviando otra vez del camino".