Málaga

Formación contra el maltrato

  • Trabajadores de los centros de salud se forman para saber detectar y abordar los casos de violencia de género · Los ambulatorios del Distrito Málaga sacan a la luz el doble de episodios de malos tratos que hace 10 años

Fue hace unos 12 años cuando Isabel María Martínez, médica de familia del centro de salud de Tiro Pichón, vio su primer caso de violencia de género. Todavía lo recuerda como si fuera ayer. Una señora mayor llegó en bata. No era paciente de su cupo, pero la atendió. "Creí que era una abuela aburrida. Cuando se abrió la bata, comprobé los efectos de la paliza que le había dado el marido", relata. Aquella mujer salió del centro de salud hacia una casa de acogida. Pero no todos los casos son físicamente tan evidentes. Para que aprendan a detectar cualquier síntoma de violencia de género y a la vez sensibilizar en la lucha contra este tipo de malos tratos, el Distrito Sanitario Málaga organiza diversos cursos para trabajadores de sus centros de salud. Una labor que va dando sus frutos. Los ambulatorios detectan en la actualidad el doble de casos que hace diez años. En 2001, los 27 centros de salud del Distrito notificaron al juzgado 273 sospechas de maltrato, una cifra en la que se incluyen todos los tipos malos tratos, pero que en su mayoría son violencia de género. En 2010, los partes ascendían a 591.

La facultativa de Tiro Pichón es una de los 15 trabajadores que han hecho el último curso organizado por el Distrito. Allí también estaba Maribel, médica de cabecera en Álora: "Normalmente ves varias veces a una paciente antes de llegar a sospechar de un posible maltrato y entonces tienes que preguntarle". Algunos sanitarios temen que su intervención pueda empeorar la situación. Alicia Maldonado, la encargada de impartir estos cursos, aconseja: "Hay que preguntar directamente, pero con delicadeza". Un informe de la Organización Mundial de la Salud recomienda a los trabajadores de los centros sanitarios: "No tenga miedo a preguntar. Contrariamente a la creencia popular, la mayoría de las mujeres está dispuesta a revelar el maltrato si se le pregunta de forma directa y no valorativa. En realidad, muchas están esperando silenciosamente que alguien les pregunte".

Maldonado recuerda que el maltrato es un delito y hay que perseguirlo. Por lo tanto, el parte al juzgado en caso de que se detecte, hay que hacerlo siempre. Cuando hay lesiones, debe ser de forma inmediata. Pero si la mujer no corre peligro, esa notificación puede aplazarse un tiempo para contar con la colaboración de la mujer en el posterior proceso judicial. En cualquier caso, el consentimiento de la víctima no es necesario para su notificación. Fracturas frecuentes en los dedos, quemaduras en los brazos o rotura de tímpano suelen ser algunas de las evidencias más claras de maltrato. Pero hay otros síntomas más sutiles e indirectos como la dependencia del alcohol, de los psicofármacos, ansiedad, estrés, miedo, fobias, insomnio, anaorgasmia... El listado es muy largo.

Cuenta Isabel María Martínez que detectó un caso de violencia de género porque una paciente le pedía con más frecuencia de la habitual su tratamiento para la diabetes. La razón es que su pareja le tiraba los fármacos. Debido a las consecuencias físicas y emocionales del maltrato, las víctimas suelen acudir con frecuencia a los centros de salud. Y en muchos casos, se produce una "medicalización del sufrimiento" porque acaban consumiendo psicofármacos.

Durante el curso, Maldonado va mezclando información con sensibilización. Antes de la pausa para el café, cuando a los asistentes se les pregunta quiénes han atendido a víctimas de malos tratos, casi las dos terceras partes de los profesionales levantan la mano. Solo los no sanitarios no alzan los brazos.

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