Málaga

"Grecia ha sufrido mucho y sería una lástima echarlo todo a perder ahora"

  • Este hostelero, afincado en Málaga desde hace 20 años y que cuenta con dos restaurantes en la provincia, asegura que sus compatriotas han votado a Syriza por enfado y no por su programa

LOUKAS Kaparos pertenece al numeroso grupo de personas que han nacido fuera de Málaga, que un día llegaron a este destino por diversas circunstancias y que se han convertido en un malagueño más, hasta el punto que ya no se plantea regresar a su país. Nació en Davlia, un pequeño pueblo griego cercano a Delfos, en 1963 y reside en Rincón de la Victoria desde hace dos décadas. Tiene dos restaurantes griegos en la provincia y está expectante y preocupado a la vez por ver qué ocurre en su país tras la victoria de Syriza.

-¿Cuándo vino a Málaga y por qué?

-La primera vez fue en 1984, porque mi novia era cordobesa pero vivía en Málaga.

-¿La conoció en Grecia?

-No. Nos conocimos estudiando los dos en Inglaterra. Ella hacía Filología Inglesa y yo Ingeniería Química.

-El destino juntó a un griego y una española en Gran Bretaña.

-Sí [se ríe]. Estuvimos diez años de novios. Yo terminé los estudios y me quedé trabajando un tiempo en Inglaterra. Nos veíamos cuando podíamos hasta que nos casamos en 1994 y nos vinimos a vivir a Málaga.

-¿Buscó trabajo como ingeniero químico en Málaga cuando llegó?

-Sí, pero no encontré nada.

-¿Y qué hizo?

-La cocina era mi pasión así que pensé la posibilidad de abrir un restaurante. Quería hacer algo que me gustara y siempre tuve en mente lo del restaurante. Se dieron las condiciones necesarias y al final pude abrir uno en Rincón de la Victoria en el año 2000 que se llama Katogui.

-¿Fue fácil o difícil arrancar?

-Montar la empresa no fue difícil. Lo peor fue convencer a la gente para que probaran la comida porque les parecía rara. La gente me preguntaba qué era la comida griega, no sabían nada sobre este asunto. Teníamos que ponerlos un poco en el mapa. El primer año tuve que pelearlo mucho pero luego fue bien.

-¿Cómo convenció a la clientela?

-Corrió la voz. La gente decía que se comía bien, que había que probar y poco a poco fuimos teniendo una clientela grande y muy fiel.

-La cocina griega es mediterránea. Tampoco hay mucha diferencia con la española.

-Los ingredientes son los mismos, es saludable igual que la española. Algunos platos los cocinamos de diferente manera.

-¿Cuándo decidió abrir su segundo restaurante en Málaga capital?

-En 2011. Lo tenía en mente desde hacía varios años porque muchos clientes nos preguntaban por qué no teníamos otro en Málaga, ya que venían desde Málaga hasta Rincón para comer. Finalmente encontramos el local en calle Alcazabilla y dimos el salto. En la capital no había ningún restaurante griego y pensamos que podíamos cubrir un hueco.

-¿Está funcionando bien?

-Sí, la verdad es que no me puedo quejar.

-¿Plantea alguna nueva apertura?

-Ahora mismo no. Con dos ya es demasiado [se ríe].

-¿Qué plantilla tiene?

-Ahora mismo está reducida por la crisis y por temporada. Entre los dos restaurantes tengo ocho trabajadores y reforzamos en fines de semana y fechas clave.

-Abrió el restaurante del centro en plena crisis.

-Sí, fue muy arriesgado pero hay que entrar cuando se puede. Se dio la oportunidad. El centro de Málaga está muy demandado para este tipo de negocios y no es fácil encontrar un sitio adecuado, pero lo encontramos y, crisis o no, fuimos para delante y a aguantar todo lo que se pudiera.

-¿Estaban más baratos los locales en ese momento?

-No lo sé. Yo creo que estoy pagando un precio justo, ni caro ni barato.

-¿Hay saturación de bares y restaurantes en el centro?

-Ahora mismo no hay demanda suficiente para todo el mundo. Lo hemos notado porque en los últimos tres años se han abierto muchísimos establecimientos. Estamos hablando de un público reducido respecto al que había antes y compartirlo entre más se nota. Pero el tiempo dirá.

-¿Cuál es la clave para sobrevivir con tanta competencia?

-Primero la comida, que le guste a la gente y sea de calidad. Luego está el servicio, el precio y que la gente se sienta como en casa. Es importante que la gente vea que come algo distinto a lo que se puede encontrar en cualquier sitio.

-¿Han bajado los precios con la crisis?

-Hemos mantenido los precios y la calidad. Pensamos que es un precio justo por lo que ofrecemos. No podríamos mantener la misma calidad bajando los precios.

-¿Hay guerra de precios en cualquier caso?

-La gente busca ahora cosas más baratas. No todo el mundo puede salir todas las semanas lógicamente y pagar un precio más alto. La gente sale más a tapear y la restauración pura ha sufrido los efectos.

-¿Confía en que haya recuperación económica este año y se consolide el crecimiento del consumo?

-Sí, la verdad es que estoy esperanzado. La gente se tiene que quitar el miedo a gastar. No digo que se gaste como antes, pero hay que empezar a mover la economía y si no gastamos no se mueve. El que no tenga no podrá gastar, pero me refiero a los que sí tienen dinero y pueden hacerlo.

-¿Qué es lo que más le suele gustar a sus clientes?

-Suelen pedir un surtido de tapas griegas de primero. De segundo lo más típico es la musaka. Pero tenemos muchos platos típicos griegos.

-La musaka la venden ya hasta hecha en los supermercados. ¿Cuál es su secreto para que esté más buena?

-Sí [se ríe]. Nosotros la hacemos de forma tradicional, como se hace en las casas griegas. La hacemos fresca, natural, sin conservantes. No es lo mismo. Lo importante es encontrar el equilibrio entre todos los ingredientes en el plato.

-Los griegos están ahora de moda. ¿Qué le ha parecido la victoria de Syriza?

-No lo veo ni bien ni mal. Hay que esperar. No comparto sus ideales, son bastante radicales, pero hay que esperar a ver qué van a hacer. Hay peligros por delante. No veo mal las cosas que dicen que van a hacer, pero no sé cómo las van a financiar porque no le van a prestar dinero. Grecia ha sufrido mucho, la gente ha hecho muchos sacrificios en los últimos cuatro años y sería una lástima echarlo ahora todo a perder. Hay que proteger a la gente pobre, pero hay que racionalizar y financiar.

-¿Qué opina sobre la negativa a pagar la deuda?

-La deuda hay que pagarla. Se puede negociar y alargar el tiempo, pero hay que pagarla porque la inmensa mayoría de la deuda griega es a otros países europeos.

-¿Qué dicen sus familiares allí?

-Todo el mundo está a la espera a ver qué hacen. Los ciudadanos han votado por enfado hacia el resto de partidos que gobernaban, más que por el programa. Syriza tiene que aprovechar la oportunidad que se le ha dado y no traicionar a la gente. Es lo que ha votado Grecia y hay que respetarlo. Pero hay que andar con mucho cuidado porque los mercados no perdonan y los socios europeos tampoco si no pagan la deuda.

-Usted lleva 20 años en Málaga. ¿Está más alejado de la realidad griega?

-Voy a menudo y he visto a gente sufriendo. Había que hacer algo y eso no es la austeridad.

-¿Por qué ha acabado Grecia así?

-Por muchas cosas. Políticos y partidos corruptos que han utilizado el dinero prestado para hacer favores a la gente. No se sabe en qué han gastado el dinero. Han robado muchísimo. Igual que en España. No recaudaban lo suficiente. Ha habido sueldos desorbitados en el sector público y pensiones de 5.000 euros eran comunes. ¿Quién paga todo eso? Grecia es un país pequeño con pocos recursos y la economía no producía lo suficiente. Había que financiarse y ya hemos visto los resultados.

-¿Le apena?

-Por supuesto. Estamos muy preocupados. Es una lástima porque se ha dado mucha publicidad negativa sobre la gente. Se ha dicho que los griegos no trabajan, que son todos unos corruptos y nada más lejos de la verdad. Los griegos son muy trabajadores y honestos, igual que en España, lo que pasa es que no hemos tenido políticos buenos en los últimos 30 años.

-No sé por qué pero a todos los países mediterráneos nos tienen en el mismo saco.

-Sí, los famosos PIGS. Es curioso. En España, Portugal, Italia o Grecia se trabaja más que en Alemania. Es verdad que no somos tan eficientes, pero trabajamos. La clase política sí creo que es corrupta.

-El problema es que si se lanza el mensaje generalizado de que los políticos son corruptos se ven pocas soluciones o salen advenedizos.

-Lo importante es que si son corruptos que paguen y luego que vayan a la cárcel. En Grecia ni devuelven el dinero ni van a la cárcel. Es lo justo porque tienen que dar ejemplo. Si es un político corrupto debería pagar más que una persona normal. Pero es todo lo contrario. En Grecia había una ley que si pasan cuatro años, los gobernantes tenían impunidad sobre sus hechos. Eso no puede ser.

-Legalizar el posible robo.

-Exactamente.

-En Grecia ha pactado la extrema izquierda y los nacionalistas de derecha. ¿Cómo se digiere eso?

-Estoy tan sorprendido como todo el mundo. Eran los dos partidos principales en contra de las condiciones de la Unión Europea, pero son extremos opuestos. A ver cómo gobiernan. Es complicado porque cuando uno está en la oposición puede decir todo lo que quiera porque no tiene grandes consecuencias, pero gobernar es otra cosa.

-¿Teme que Grecia pueda quedar peor que antes?

-Es una posibilidad muy grande. Los griegos deseamos que lo hagan bien y que saquen al país de la situación en la que están. Es una opción distinta pero no podemos volver atrás porque eso no me gusta.

-¿A qué se refiere?

-En la educación, en el sector público... Hay que mirar hacia delante. Teníamos un sector público demasiado grande y Syriza quiere aumentarlo. Hay que apoyar al sector privado que es el que produce y paga impuestos.

-¿Se plantea regresar a Grecia algún día?

-No creo. Tengo a mi mujer y mis hijos aquí y he hecho mi vida aquí. Estoy contento. Es un país estupendo y me encanta todo lo que tiene Málaga. Un buen tiempo, la gente es muy abierta.

-¿Echa algo en falta?

-Un vuelo directo a Atenas desde Málaga no estaría mal.

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