La Junta de Andalucía obvió de manera categórica las recomendaciones realizadas por el Centro de Estudios Paisaje y Territorio sobre el ajuste urbanístico que permitirá la construcción de un hotel de 135 metros de altura junto al dique de Levante. Este ente, nacido en 2005 de la firma de un convenio entre la Administración regional y las universidades andaluzas, llegó a apuntar en el escrito emitido en el marco de la evaluación ambiental estratégica impulsada por la Delegación de Medio Ambiente la idoneidad de impulsar varios estudios y de realizar "una evaluación particularizada y minuciosa".

De manera precisa, el documento de este organismo llega a señalar que una actuación que permitiría el levantamiento de un inmueble de esta altura "sobre un muelle portuario en las inmediaciones de una ciudad histórica" debía conllevar "necesariamente" un estudio "de las aspiraciones, percepciones, representaciones sociales que tenga en cuenta los valores presentes en el paisaje urbano histórico y de las transformaciones que el nuevo edificio inducirá en el mismo".

"El tema paisajístico no es solo una cuestión visual, sino ecológica, funcional y escénica"

A este primer reclamo añadió un segundo mediante el que conocer "las consecuencias ecológicas de la nueva edificación", llegando a apuntar que la documentación enviada sobre el estudio de impacto ambiental encargado por la Autoridad Portuaria se extiende respecto al ruido, "pero apenas tiene consideraciones de tipo geológico o geomorfológico".

Y todo ello partiendo de la premisa de que un edificio de esta dimensión "representa una concentración o intensificación de riesgos, tanto de origen natural o humano, que deben ser cuidadosamente evaluados en relación con su funcionalidad" y "tiene una alta incidencia o impacto visual". Un impacto que trae consigo "la transformación de la imagen del conjunto de la ciudad" y el "empeñecimiento o disminución de los hitos urbano y paisajísticos tradicionales (catedral, castillo, edificios singulares...)".

Si bien los técnicos de Medio Ambiente hacen mención a estas consideraciones en su informe final, rechazan que parte de las mismas tengan cabida en la evaluación ahora cerrada. Sobre ello, se apunta que la conveniencia de recoger las aspiraciones y percepciones sociales que tengan en cuenta los valores presentes en el paisaje urbano histórico "deberá tenerse en cuenta en el trámite de información pública del procedimiento urbanístico", mientras que opinan que la propuesta de realizar una evaluación de riesgos en relación con la funcionalidad del inmueble "tendrá que ser integrado en el procedimiento de AAU (Autorización Ambiental Unificada)".

Lejos de entrar en detalle sobre la necesidad de haber impulsado un análisis "particularizado y minucioso", como indica el Centro de Estudios Paisaje y Territorio, la resolución de Medio Ambiente relativiza el peso del impacto visual. Y llega a plasmar de manera textual: "no se trata de que la Bahía de Málaga, como valor natural, se vea alterada permanentemente por la modificación del Plan Especial, sino que determinadas vistas o perspectivas de la misma sí se verán afectadas por la existencia del hotel propuesto, y estas vista son fácilmente modificables en función de la ubicación del observador".

El director de este centro, Florencio Zoido, llego a justificar la imposibilidad de realizar una "consideración más detallada" sobre la intervención "por no tener atribuidos recursos para realizar la función requerida" y porque el personal estaba de vacaciones. Ayer, tres meses después de emitir este documento, al ser preguntado por el asunto, abundaba en la línea ya expresada. "Un edificio de esas características, que se hace tan excepcionalmente, necesita mucha consideración; argumenté que el tipo de intervención merecía varios puntos de vista". "En anteriores intervenciones ya hemos indicado que el tema paisajístico no es solo una cuestión visual, sino ecológica, funcional y escénica; si a nosotros nos encargan un estudio estamos dispuestos a hacerlo", añadió.