El Prisma

Justicia poética y teoría del caos

  • La mal avenida familia socialista malagueña ha vivido la última semana en una montaña rusa: de la continuidad de Magdalena Álvarez al nombramiento de Alonso, pasando por el culebrón municipal

EL nuevo consejero de Turismo, Comercio y Deporte bien podría haber amanecido ayer en una pastelería. Porque a Luciano Alonso le ocurrió como al del anuncio de donettes: le salieron amigos nuevos por todas partes. Pero el veterano político malagueño no se acaba de caer de un guindo y sólo él sabe bien por lo que ha pasado estos últimos años. De partirse la cara por la Junta en Málaga durante una década a ser casi defenestrado por la Ejecutiva de Bustinduy en las últimas listas autonómicas, Alonso ha sufrido en sus carnes las miserias de la política.

Los amigos/as que uno protege y que te dan la espalda en el momento en que los necesitas. Los que tienen miedo de que te vean a su lado tomando café, no sea que te cataloguen como crítico y te quedes fuera de los cargos públicos. Una situación paradójica, porque aunque lleve treinta años en el partido y su nombramiento no se pueda considerar una renovación, tampoco es que se haya granjeado grandes enemistades, ya que se trata de un hombre de consenso, con buenos amigos entre los políticos de los partidos rivales que ahora no saben cómo componérselas para criticar su designación.

Supo llevarse bien con la entonces alcaldesa, Celia Villalobos, para sacar adelante importantes proyectos de la ciudad. También tuvo la altura de miras suficiente para captar grandes iniciativas para la provincia que incluso llegaron a suscitar, quién lo diría ahora, la sensación de agravio en la capital hispalense. Era lo que se empeñó en bautizar como la hora de Málaga, una apuesta del Gobierno andaluz sin precedentes que provocó muchos chistes pero que también trajo el Museo Picasso, la Ciudad de la Justicia, el CIO de Mijas y otros equipamientos. Su nombramiento ahora como consejero, que llega cuatro años tarde, parece el pistoletazo de salida para los cambios en la dirección del PSOE de Málaga. Aunque está por ver si el plácet de Chaves es para la guerra sin prisioneros o si lo manda ahora como embajador de paz interna.

El caso es que si en Sevilla Marisa Bustinduy y sus afines tienen ahora menos crédito que el Pocero en la caja de ahorros de Seseña, en Madrid, en cambio, parecen mantener sus influencias. La sorprendente continuidad de Magdalena Álvarez, a la que servidor, justo es reconocer el error, dio por amortizada hace unos meses tras la crisis catalana, supone no sólo un chollo para el desarrollo de Málaga y Andalucía, sino también un balón de oxígeno para Bustinduy. Pero la dirección socialista malagueña se ha empeñado en desperdiciarlo estos días con el lamentable espectáculo dado en la configuración del grupo municipal, que lleva perdido casi un año y de por cuya deriva sufre hasta la gestión de Francisco de la Torre, confiado y dormido en los laureles sin rivales en el horizonte.

Enrique Salvo Tierra es un intelectual brillante, un político creativo, comprometido, honrado, despegado del dinero y los sueldos, con una enorme capacidad de trabajo. Casi todo lo contrario de lo que requería el puesto de líder de la oposición, de ahí sus patinazos de boxeador elegante metido a marrullero fajador. Pero si domina su tendencia al desorden, puede desempeñar una magnífica labor como director del Gabinete del Ministerio de Fomento.

Curiosamente ese puesto era, hasta hace unos días, uno de los de mayor rotación laboral de España. Pero el de portavoz municipal socialista en Málaga lo ha superado, con cuatro personas en dos semanas. Pese a que todo el mundo se alegra de la salida airosa de Salvo, no se puede caer tampoco en la amnesia colectiva de olvidar que hace apenas unos días anunciaba sus prioridades y compromisos como líder de la oposición. Nada más conocerse su marcha, Inmaculada Pérez de Guzmán también se lanzó a la piscina. Otro ridículo en pocas horas, porque esta profesora universitaria, siempre pidiendo salir a la cancha, se quedó voluntariamente en el banquillo cuando le llegó la oportunidad, por fin, de demostrar lo que todos dicen que vale. Así que si no se arrepiente en unas horas o le sale un puesto mejor, el portavoz será Rafael Fuentes.

El miércoles falleció a los 90 años Edward Lorenz, padre de la teoría del caos, considerada la mayor aportación a la visión humana de la naturaleza desde Newton. Lástima que no conociera la trayectoria errática de la dirección provincial del PSOE en los últimos años. Se habría sentido orgulloso.

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