¿qué pasó con?

Luis de la MazaEl banquero que prefiere ser bancario

  • Jubilado desde hace cinco años, ha permanecido tres décadas al frente de la Caja Rural de Málaga y de Cajamar

  • Partidario de la meritocracia y contra el nepotismo en la empresa social

Luis de la Maza lleva cinco años jubilado de la presidencia de Cajamar, pero no ha perdido las viejas costumbres que delatan su condición de "bancario, que no banquero", como prefiere denominarse. Hombre cercano y afable, nadie diría que ha sido uno de los presidentes de entidades de crédito más influyentes de la provincia, primero como presidente de la Caja Rural de Málaga y más tarde como copresidente y consejero delegado de Cajamar. Esa condición de gestor de una empresa de economía social, distinta a una caja de ahorros o a un banco, parece haber marcado su carácter. Sigue pegado a los que han sido sus empleados en los últimos años, con los que organiza torneos de golf una vez al año, o comparte comida y loterías de forma habitual. La jubilación le ha descubierto una nueva vida. "Cerré una persiana y abrí una ventana", asegura.

Luis de la Maza llegó a la Caja años después de trabajar como ingeniero agrónomo en empresas de Estudios Técnicos de Ingeniería de Madrid. Aunque nacido en Granada, su juventud transcurrió entre Asturias y Santander, y después de pasar por la capital de España, llegó en 1977 a Antequera para trabajar en una oficina de actividades y proyectos agrarios. Desde el mundo de las cooperativas es propuesto para ser el presidente de la Caja Rural de Málaga, el 15 de junio de 1984. "Yo era un socio que estaba en mis actividades y me llevan a una asamblea general a ser presidente", recuerda. Estará en el puesto hasta el año 2000.

Los comienzos en la Caja Rural, asegura, "fueron muy duros", debido a que la entidad estaba asociada al banco de Crédito Agrícola, que entró en proceso de saneamiento. "Los empleados hacen un gran esfuerzo y gracias a eso la entidad salió con una fuerza enorme", llegando a multiplicar el número de oficinas y el balance financiero.

No es esta época la que le confiere protagonismo sino su papel como impulsor de la fusión entre la caja malagueña y la Caja de Almería, que dio lugar a la entidad Cajamar. El acuerdo con la entidad almeriense, entonces a la cabeza de las entidades de crédito rurales, se cerró en 2000 y "fue un acuerdo que impactó". De ahí surgió Cajamar, a la que se sumaron luego otras entidades como Caja Duero. A De la Maza se le atribuye buena parte del éxito de la operación financiera y de la marcha de la entidad todos estos años aunque él prefiera hablar de las fortalezas propias de las entidades integradas por socios, que permitieron a estas cajas fortalecerse no sólo por la vía de los beneficios sino también por el capital que aportaban sus miembros. Poco después de la fusión, la inversión de Cajamar en Málaga aumentó un 160%, y se extendió la presencia de la entidad en el sistema financiero local.

La crisis económica pilló a estas entidades en mejor situación que a las Cajas de Ahorros, muchas de las cuáles, como recuerda De la Maza, no aguantaron el tirón. En los años previos a la crisis, las Cajas de Ahorros representaban un 45% del sector financiero, los Bancos eran el 45% y las Cajas Rurales suponían el 10% restante. En este momento, puntualiza, la práctica totalidad de las primeras han adoptado estructuras bancarias. "Los banqueros son millonarios -asegura cuando se le pregunta por su situación financiera- pero en el mundo de la economía social somos gente que ha venido a colaborar más como bancarios que como banqueros". En este mundo, asegura, tampoco tiene cabida el nepotismo, al que asegura no haber recurrido nunca. "Todos los socios tienen que tener los mismos derechos y pueden acceder a los puestos de representación los que más interesan, no los que vengan dirigidos", infiere sobre cómo debe ser la actuación al frente de estas entidades.

En la crisis actual, cuyos inicios le pilló al frente de Cajamar, Luis de la Maza justifica que las entidades de crédito no vayan a devolver todo el dinero prestado por el Estado. "La gente debe entender que si se les hubiera dejado caer, esto habría sido un caos total". Sin embargo, recuerda que tras el saneamiento de las entidades rurales en 1984 "se logró devolver todos los créditos, con los intereses que se pusieron".

De la Maza cree que el final de la crisis llegará "el día que la gente tenga trabajo y para eso hay que generar riqueza apoyando y ayudando a los emprendedores". En el escenario económico actual cree que deben buscarse soluciones fiscales para la creación de empleo. Asegura que la compra venta de pisos, que vuelve a despegar desde la Costa, no enriquecerá sólo al sector inmobiliario, sino también a la actividad industrial con nuevas empresas.

La labor como banquero no impidió a De la Maza desarrollar otras actividades y así ocupó la presidencia del Consejo Regulador de la Denominación de Origen de los Vinos de Málaga hace 30 años, cuando ese sector no era tan boyante y fue miembro del Consejo Social de la Universidad.

El ex banquero, ya jubilado, en su vivienda de la capital.

Mesa presidencial de una asamblea de la Caja Rural de Málaga, en los 90. Luis de la Maza, en el centro.

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