Ninguno del poco más de medio centenar de campos de golf que existen actualmente en la provincia de Málaga cumple a rajatabla las importantes exigencias medioambientales o de separación física entre el terreno de juego y las viviendas (ver información anexa) que baraja el borrador del nuevo decreto de campos de golf impulsado por la Junta de Andalucía, en colaboración con el sector turístico, y que se prevé que sea aprobado antes de las elecciones autonómicas del 9 de marzo.

Este borrador, que aún está recibiendo alegaciones, se marca como objetivo la existencia de campos de golf en Andalucía con una alta calidad en los que la construcción de viviendas sea algo prácticamente casual, y no al revés como ha ocurrido en los últimos años.

El nuevo texto delimita la existencia de dos tipos de campos de golf en la región: los deportivos y los turísticos. En los primeros no se exige ningún tipo de medida pero, eso sí, los promotores no pueden hacer viviendas. En los segundos sí se permite la construcción de viviendas -el auténtico negocio de un campo de golf- pero el empresario está obligado a cumplir las exigencias marcadas en el decreto.

La gracia del decreto es que tiene carácter retroactivo, es decir, afecta tanto a los campos que se vayan a hacer nuevos como a los que llevan funcionando 30 años. Ni que decir tiene que la mayoría de campos de Marbella, por ejemplo, no tienen una separación mínima de 90 metros entre el terreno de juego y la primera casa. "No lo cumple ni siquiera Valderrama, que es el mejor campo de golf de toda Europa", afirma Ángel Salazar, directivo de la Asociación de Empresas de Turismo Residencial, Deportivo y de la Salud de Andalucía (Promotur).

Ser declarado campo de golf "de interés turístico" no es obligatorio, pero sí importante desde el punto de vista empresarial -para poder construir viviendas- y de imagen, ya que es una marca de calidad. No disponer de ese distintivo es un freno a la hora de captar jugadores, principalmente, en Europa.

Es obvio que hay campos en los que, dada su actual estructura, es imposible que se cumplan los requisitos de separación entre calles o con las viviendas. "No se van a tirar viviendas ni nada de eso", apunta Salazar, por lo que el decreto ofrecerá alternativas. Una puerta de atrás. Esa marca de "interés turístico" la concederá un comité especializado que analizará las características de cada campo. Para aquellos que estructuralmente no puedan cumplir lo que pide el decreto, este comité estudiará la historia de ese campo y los torneos internacionales que se hayan realizado en él y, si se considera oportuno, se le otorgará ese distintivo. "Algo habría que hacer porque sería curioso luchar por tener una marca de excelencia turística de golf y que, por ejemplo, Valderrama, que es un campo conocido mundialmente, no fuera declarado campo de interés turístico", afirma el directivo de Promotur.

El nuevo decreto aún está en fase de concreción, aunque en principio ha sido bien recibido por el sector en Málaga. "Es fundamental que haya espacio para poder jugar y, una vez conseguido esto, que se construya lo que quiera. Se han hecho hasta ahora muchos campos de golf tipo jardín con muchas casas alrededor y eso no es lo que necesita la Costa del Sol", señala Francisco Amorós, técnico del Patronato de Turismo de la Costa del Sol.

El presidente de la Federación Andaluza de Golf, Ángel de la Riva, también cree que es "importante que haya una regulación", si bien considera que hacer muchos campos de gran tamaño "va a suponer que los precios para jugar sean más caros y así podemos matar a todo aquel que quiera iniciarse en este deporte". Un campo de golf con las exigencias del nuevo decreto cuesta entre un 30 y un 50 por ciento más que uno normal, que gira en torno a los 6 millones de euros por 18 hoyos. Esa diferencia la compensarán presumiblemente los promotores con la venta de viviendas y con unas tarifas más caras.