Situación de la ciudad ante lluvias fuertes La ocupación urbana de los cauces, principal factor agravante

Málaga, siempre en el ojo de la tormenta

  • El Plan de Ordenación Territorial de la Aglomeración Urbana (Potaum) constata tres grandes puntos de riesgo de inundaciones: el arroyo de las Cañas y los ríos Guadalhorce y Campanillas

Cauces inundados de construcciones, arroyos taponados en su discurrir por las infraestructuras con las que el hombre ha ido marcando el territorio. Cemento y ladrillo sobre la senda natural del agua, montes donde la presencia vegetal es escasa y deficitaria. Esta es la fotografía de muchos de los ríos de Málaga capital, donde los periodos de sequía se suceden con momentos de intensos chubascos. Un cóctel que, en ocasiones no poco habituales, acaba por estallar en forma de riada y avenida.

"Los actos contra la naturaleza engendran disturbios contra la naturaleza", dijo William Shakespeare. Y bien lo saben las decenas de vecinos que esta semana han sufrido en carne propia los efectos que la lluvia tiene sobre zonas donde las salidas naturales del agua han quedado constreñidas con el paso del tiempo. Unas 700 construcciones se contaban estos días, solo en Cártama, levantadas de forma ilegal sobre terrenos inundables en el cauce del Guadalhorce, protagonista de algunas de las grandes tragedias de Málaga en las últimas décadas. A estos daños hay que sumar los numerosos desperfectos en los polígonos industriales asentados en la margen del río. Todo ello eleva ya las primeras estimaciones de pérdidas por encima de los 7 millones de euros.

La conjunción de este fenómeno y las condiciones naturales de un entorno mediterráneo convierten a la ciudad en un zona de especial riesgo. De hecho, según se recoge en el Plan de Prevención de Avenidas e Inundaciones en Cauces Urbanos, así como en el Plan de Ordenación Territorial de la Aglomeración Urbana (Potaum), es la única capital de provincia andaluza con un riesgo máximo.

En este último documento, los expertos concluyen: "La aglomeración urbana de Málaga es uno de los ámbitos de la región andaluza en los que con mayor probabilidad pueden sucederse avenidas e inundaciones". ¿Por qué? La respuesta es palmaria: la ocupación de las áreas con pendientes menores, situadas en el llano litoral y en las riberas del Guadalhorce y de algunos arroyos, así como la progresiva ocupación de la zona litoral por la urbanización turística. Todo ello ha acabado por provocar "la ruptura o interrupción de los cauces fluviales y un fuerte efecto barrera".

Los informes oficiales delimitan tres puntos de nivel de riesgo máximo en Málaga ciudad: el arroyo de las Cañas y los ríos Guadalhorce y Campanillas, justamente los que la pasada semana registraron los mayores problemas. El caso más significativo es el del Guadalhorce, donde el plan de inundaciones autonómico constataba hace unos años como causas determinantes de éstas la existencia de una barrera litoral que obstaculiza la evacuación del agua, un encauzamiento deteriorado, una fuerte ocupación viaria y urbana del cauce, así como la insuficiente sección del cauce.

A estos puntos hay que sumar otros ocho con un nivel de riesgo grave: arroyos Calvario, Pilones, Gálica, Cuarto Bajo, Quintana, Los Ángeles, Jaboneros y Toquero. En los casos del Gálica, Toquero y Jaboneros, el Potaum es claro al subrayar la "presión antrópica" a la que están sometidos estos cauces. De hecho, una imagen cenital de la zona permite comprobar que buena parte del trazado del cauce en su parte urbana se encuentra encajonado entre viviendas. Un ejemplo de lo que aquí se señala es lo ocurrido en el arroyo de La Caleta a finales de 2006, cuando una tromba de agua se llevó por delante varios vehículos que estaban aparcados dentro de su cauce.

"Cuando ves algunas imágenes al principio te sorprendes, pero luego ves dónde se ha levantado la casa y es lógico que pase esto", reflexiona José Damián Ruiz Sinoga, profesor titular de Geografía Física de la Universidad de Málaga y uno de los grandes conocedores de la situación de riesgo en la que se encuentra la capital de la Costa del Sol. A su juicio, una de las principales razones de que suceda lo de esta semana es la acción del hombre. "No cabe la menor duda de que buena parte de ese riesgo está generado por la mano del hombre al ocupar terrenos a los que no les corresponde uso urbano o industrial, o no protegiendo zonas que lo deberían estar", sentencia.

A todo ello se suma la escasa acción pública en la regeneración de los montes que rodean la capital y que pierden suelo como consecuencia de la erosión. El propio Ruiz Sinoga aseguraba el pasado jueves, en una jornada sobre sostenibilidad, que en los últimos 50 años la parte alta del arroyo Gálica ha perdido 60 centímetros de suelo. La opinión es compartida por Juan Manuel Calvo, antiguo comisario de aguas de la extinta Cuenca Mediterránea Andaluza. "Casi todas las circunstancias que llevan a ese límite de riesgo se centran en la ocupación de los cauces", dijo, al tiempo que apuntó a la "gran presión urbanística" que pesa sobre la ciudad. En relación con la labor de los ayuntamientos a la hora de controlar estas ocupaciones irregulares, Calvo consideró que ésta ha ido creciendo en los últimos años y puso como ejemplo el control que el Consistorio de Rincón de la Victoria está ejerciendo para impedir estas prácticas después de las inundaciones de 2004. No obstante, en la tarea de vigilancia se cuenta apenas una decena de policías de cauces para toda la provincia, lo que obliga a mantener una coordinación estrecha con la Guardia Civil, las policías locales y otros medios.

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