Málaga

Mediadores, ayudantes y padres delegados para mejorar la convivencia

  • Málaga es la primera provincia andaluza en estrategias contra la violencia en el centro escolar

Andalucía fue la primera comunidad española en crear el Plan de Educación para la Cultura de Paz. Hace ya más de una década que se sentaron las bases para fomentar la convivencia en los centros escolares e intentar prevenir los conflictos generados dentro del aula. En el curso 2001-2002 se creó la red Escuela: espacio de paz, algo que es exclusivo de Andalucía. En Málaga echaron a andar algo más de 40 centros y hoy son 325 los que colaboran con el proyecto, y entre ellos 97 destacan por tener las mejores estrategias en la comunidad. Estas cifras la convierten en la primera provincia andaluza en número de centros implicados.

"La red fue reconocida en 2006 como una de las 10 mejores estrategias de la Unión Europea para la mejora de la convivencia", comenta José Antonio Binaburo, ex coordinador de la red andaluza Escuela: espacio de paz. En los centros la primera medida que se puso en marcha fue el aula de convivencia. "En vez de expulsar al alumno o mandarlo al aula de castigo, llega a esta clase con un parte del profesor que expone las razones, se pregunta al alumno y se intenta detectar el problema. De ahí se deriva para su solución y recibe ayuda", añade el experto. Si es porque interrumpe en clase, los llamados alumnos dirruptivos, suele verlos el equipo de orientación y se le hace una adaptación curricular. Si el motivo es la violencia física, hay un servicio de mediación que atiende a las dos partes para solucionar el conflicto.

En el curso 2003-2004 se inició la formación del alumnado en mediación para resolver conflictos. Por este programa, llevado a cabo gracias a la colaboración entre la Delegación y el Ayuntamiento de Málaga, ya han pasado más de 1.000 alumnos. Y también profesorado. En cada centro de secundaria de Málaga se empezó formando al menos a un profesor en resolución de conflictos. "Este programa es un potencial educativo, porque si tenemos a 1.000 jóvenes que han aprendido a resolver conflictos en el aula, también usarán estos conocimientos para su vida como ciudadanos", considera Binaburo.

Los IES Portada Alta y José María Torrijos han recibido premios nacionales por sus buenas prácticas. Los participantes reciben 60 horas de formación desde 2º a 4º de ESO y la implicación es muy alta. "En Málaga también tenemos un grupo que ha realizado más de 200 horas de formación, son especialistas". Pero sin duda, según considera Binaburo, la clave está en la prevención antes que en la mediación. "Si monto un aula de convivencia y detecto los problemas es mejor que un aula de castigo y si creo la figura del ayudante quizás éste ayude a que nos e produzca el conflicto", estima.

Otra estrategia "muy importante", según destaca el excoordinador de la red andaluza Escuela: espacio de paz, es la creación del alumnado ayudante. En cada centro hay un grupo de alumnos que realizan una función de ayuda, ya sea colaborando con profesores para vigilar el recreo, dirigirse al alumno desplazado o intuir conflictos en ciernes, o también ayudando a sus compañeros más retrasados con las tareas de clase y la comprensión de las materias. "Hemos descubierto que la ayuda entre iguales es la mejor estrategia para crear un buen ambiente, es esencial", dice Binaburo y sostiene que según diversas investigaciones "si a un alumno le das responsabilidad y participación mejora la vida en la escuela".

Pero también subraya como un arma clave la tutoría compartida o "tutoría afectiva", como yo la llamo. Se trata de procurar a aquellos menores que necesitan una atención especial un tutor personal, otro profesor que haga un seguimiento personalizado, que cree un vínculo afectivo con el alumno, algo que hacen en países como Finlandia. "Así el niño sabe que no es un número más en su centro, que lo acogen y tienen con él una atención individualizada", explica el experto, que también ha puesto en marcha el delegado de padres y madres. "Esta figura entre iguales tiene un doble objetivo, por una parte ejercer el derecho de la familia a colaborar en la educación de sus hijos y por otra parte fomentar la participación en el centro". Aunque ya existía, se puso en marcha el curso pasado y este año "es obligatorio".

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