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Málaga

El PSOE y el PP optan por la crispación como estrategia de desgaste político

  • Ambos partidos protagonizan desde hace semanas numerosas denuncias por presuntas irregularidades, tratos de favor y mala gestión de los fondos públicos en municipios como Málaga, Fuengirola, Vélez o Rincón

¿Dónde quedó la histórica imagen de los máximos responsables del PP y el PSOE, Elías Bendodo y Miguel Ángel Heredia, sellando con un apretón de manos lo que se anunciaba como un gran pacto en pos del desarrollo de Málaga? En el escenario del olvido. Ahí es donde se encuentran, a día de hoy, las buenas intenciones de estas dos formaciones, que protagonizan desde hace semanas una encarnizada confrontación con la denuncia de supuestas irregularidades, tratos de favor, mala gestión del dinero público... como principal estandarte.

La realidad de los hechos pone de manifiesto que populares y socialistas tratan de desgastar a su gran adversario político por la vía de la crítica. Ejemplos de esta práctica, secuela del clima de tensión que se respira hace años en el ámbito nacional, son las sombras que han dejado caer sobre los equipos de gobierno de algunas de las plazas fuertes de cara a los comicios municipales de 2011, caso de Málaga y Fuengirola, ambas con signo popular, y Estepona, Vélez-Málaga y Rincón de la Victoria, todas ellas con ejecutivos socialistas.

En el caso de la capital de la Costa del Sol, son ya varias las jornadas en las que el grupo municipal del PSOE en la Casona del Parque insiste en un presunto trato de favor por parte del gobierno encabezado por Francisco de la Torre hacia un empresario afín al PP y al que se han adjudicado, entre 2006 y 2008, 25 obras "a dedo" en los distritos de Churriana y Campanillas. La cuantía global de estas contrataciones está por encima de los 600.000 euros.

El portavoz socialista, Rafael Fuentes, dio ayer una nueva vuelta de tuerca al censurar la utilización como habitual de una fórmula que debe ser excepcional, en alusión a los contratos sin publicidad, y recordó que en ese lapso de tiempo, en estos dos distritos, se han contratado por esta vía 229 obras, de las que "tres de cada cuatro" han recaído en cuatro firmas: Conformas, con 55; Excavaciones Montosa, con 43; Greensur, con 43, y la del constructor afín al PP, con 25.

Los mismos ediles socialistas dieron a conocer la existencia de contratos municipales con empresas implicadas en la operación Gürtel, caso de Begar, a la que el IMV adjudicó una promoción de 92 VPO, y Teconsa, cuya mala situación económica obligó al Consistorio a retirarle recientemente el proyecto de reordenación de la carretera Azucarera-Intelhorce. Las consecuencias de esta presunta trama irregular se dejaron sentir también en Estepona, donde el PSOE usó como herramienta de ataque la aparición en el sumario de Ricardo Galeote, quien renunció a su acta de concejal.

Estepona es, desde el inicio del caso Astapa, uno de los grandes campos de batalla entre ambos partidos. A lo ocurrido con Galeote se suma una última denuncia del PP con el alcalde, el socialista David Valadez, en el punto de mira, al que acusa de contratar de manera irregular a un centenar de personas entre 2003 y 2007, cuando era edil de Personal.

Precisamente, sobre el caso Astapa giró hace una semana una de las confrontaciones más agrias de los últimos años en el Parlamento andaluz. La situación vino derivada de una pregunta de la portavoz del PP-A, Esperanza Oña, al consejero de Vivienda y Ordenación del Territorio, Juan Espadas, en la que le interpelaba por la razón de que no hubiese dimitido Marisa Bustinduy, diputada autonómica y miembro de la Mesa de la Cámara, cuando "actuó como mediadora" entre el ex alcalde esteponero Antonio Barrientos y la Fiscalía durante el curso de esta investigación. Espadas acusó a Oña de "insultar a una diputada mintiendo sin tener lo que hay que tener, al final, para irse al juzgado si se considera que ha habido una actuación ilícita". Al término del debate, Bustinduy solicitó la palabra e instó a la portavoz del PP a que si estaba segura de lo que decía y era una política "cabal y decente" se fuese a los tribunales.

Y éste es solo un exponente de las continuas acusaciones que en materia de corrupción se imputan ambas formaciones en los últimos años, ya sea en el ámbito de Marbella, Estepona, Alhaurín el Grande, Alcaucín o Almogía. La herida que se ha abierto entre estos partidos con estos y otros episodios tiene difícil curación, menos aún cuando los propios afectados no son conscientes de la enfermedad.

Desde las filas del PP, su secretario general, Francisco Salado, aseguró que su formación sigue teniendo la mano al PSOE para retomar el pacto por Málaga, al tiempo que dijo que tras lo ocurrido en Alcaucín, los socialistas iniciaron "una espiral de acoso y derribo contra el PP de manera visceral". No obstante, asume la necesidad de "bajar el tono" y eludir la línea "del todo vale". Por su parte, el secretario general del PSOE, Miguel Ángel Heredia, acusó al PP de no haber aceptado su derrota en las elecciones europeas y de elevar "el tono crispador y faltón". "Se siente cómo en ese tono y entiende la política como un mercadeo", apostilló, al tiempo que sentenció: "Más que la situación política, el que está tenso es el PP con la ola de corrupción que azota sus filas".

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