Economía Los empresarios están hartos de la situación

Penitencia en el Guadalhorce

  • Las carreteras destrozadas, los baches, la prostitución, la inseguridad, los robos o las inundaciones cuando llueve siguen siendo habituales en el polígono pese a ser la mayor zona industrial de Málaga

El paso de los años, en teoría, debe llevar aparejado un progreso. Sin embargo, en el polígono Guadalhorce, el más importante de la provincia, sigue todo manga por hombro. Basta con dar un paseo para ver carreteras cortadas, obras por varios sitios, barrizales, coches en doble y triple fila, falta de aparcamientos, baches enormes, escasa o nula iluminación, prostitutas en numerosas calles y a cualquier hora del día... "Han venido varios camioneros de Barcelona y de otros lugares y siempre nos dicen que el Guadalhorce es el peor polígono de España con diferencia", asegura David Sánchez, dependiente del concesionario de vehículos J. Del Paso.

Las últimas lluvias, que han anegado decenas de naves tanto en el Guadalhorce como en el anexo polígono de Santa Teresa, han supuesto ya la puntilla para muchos empresarios que están bastante hartos de las condiciones en las que tienen que trabajar a diario. Manuel Jiménez es el propietario de la firma Asfaltex Poliglas y lleva en el Guadalhorce desde 1994, "más tiempo del deseable", puntualiza. Explica que, entre las obras, que están justo en su puerta, y las lluvias "aquí sólo falta ya que echen peces de colores. Todo es un desastre y hay un barrizal tremendo".

Una de las quejas más habituales son los continuos y enormes baches que hay en las calles. Suponen un auténtico peligro, hasta el punto de que "más de uno se ha caído con la motocicleta porque los boquetes son muy grandes y, sobre todo cuando llueve, no se ven", afirma Sánchez, y un gasto tanto para particulares como para las compañías porque raro es el día que alguien no pincha una rueda o rompe directamente la llanta. "Yo ya he tenido que cambiar dos o tres veces la rueda y una vez la llanta de mi coche. Me dijeron que lo denunciara al Ayuntamiento pero no iba a esperar cinco años a que me pagaran la reparación así que lo pagué de mi bolsillo", relata Jiménez.

Cambiar la rueda de un vehículo particular puede costar unos 60 euros. No obstante, los camiones -y el polígono está lleno de ellos- también se ven muy perjudicados, principalmente, cuando van llenos de carga. "Estamos todo el día rompiendo gomas, llantas y perdemos carga de los camiones. Esto es insostenible y estamos desesperados", explica Salvador Pérez, gerente de una distribuidora de cerveza y refrescos llamada Perymuz. "Hay muchas personas que han roto sus ruedas porque está todo lleno de boquetes. Como te descuides te destrozas la llanta y así llevamos ya muchos años", prosigue Sergio Cuberos, gerente de la cadena de supermercados Maskom y vicepresidente de la Asociación de Polígonos de Málaga (Apoma).

A nadie le hace gracia destrozarse el coche. A los clientes tampoco y eso está provocando pérdidas para los empresarios, que están viendo reducidas sus ventas. Jiménez denuncia que "aunque en nuestro caso no tenemos un gran apartado de venta al público, el poco que teníamos ya no viene". Cuberos, por su parte, destaca que "los clientes no quieren venir al polígono porque saben cuando entran pero no cuando salen y estamos notando una importante reducción de la facturación por las obras", mientras Sánchez explica que "teníamos varios compradores que habían visto nuestros vehículos por internet y, cuando vieron la que se lió aquí con la lluvia, decidieron no venir a por ellos y comprarlos en otros sitios".

Otro tema es la seguridad, tanto personal como de la propia empresa. Las prostitutas siguen llenando las calles a plena luz del día y, por las noches, atraen a todo tipo de personal. Sánchez, de Autos J. Del Paso, afirma que "de noche casi todos los comercios cierran por susto y los que tenemos que echar más rato, normalmente nos esperamos y salimos todos los trabajadores juntos porque da miedo". "Tenemos la prostitución en la misma puerta y muchas veces hemos salido en las noticias en la televisión", señala Juan Lázaro, trabajador en el restaurante Las Marismas.

La zona también es objeto de numerosos robos. Hace unas semanas, varios ladrones hicieron un butrón y entraron en una entidad financiera. Pero son muchas las firmas que se ven afectadas. Sánchez, por ejemplo, dice que ya le han robado varios coches y hace dos años "nos destrozaron la caja fuerte y se llevaron portátiles o cámaras de fotos".

Lázaro lleva 25 años trabajando en el Guadalhorce y afirma que todo va "de peor a peor". Critica, además, la actuación de la Policía Local. No hay apenas zonas para aparcar y muchos clientes dejan el coche unos minutos en doble fila para desayunarse. "Cada dos por tres tienen que salir corriendo porque les multan el coche pero no dicen dónde aparcar", continúa Lázaro. Durante la entrevista, llegan dos inspectores de Trabajo al bar pero este trabajador ni se inmuta. "Es la tercera inspección que nos hacen en sólo dos meses", dice entre resignado y gracioso. Jiménez también critica que "cuando uno aparca te multan rápido, pero nunca veo a policías agilizando el tráfico, por ejemplo, cuando se rompe un semáforo, pero a cobrar sí que vienen".

Los ánimos, por lo general, están bajos entre el empresariado y los trabajadores del Guadalhorce. "Llevo diez años en el polígono y siempre está todo igual. Incluso ahora está peor con la obra. Habrá que aguantar el tirón", subraya Pedro Ruiz, empleado del desguace Hermanos Martín. "Estamos aburridos, cada vez estamos peor y los días de lluvia han sido horribles. No sabemos cuándo terminarán las obras y los mismos obreros, a los que hemos preguntado, tampoco", afirma abatido Sánchez. "Nadie quiere coger el toro por los cuernos y hacer las cosas en condiciones. No sé por qué los políticos tienen tanta pereza a la hora de arreglar los polígonos aunque sea la poca industria que queda. Estamos dejados de la mano de Dios y sólo se acuerdan de nosotros para pagar", comenta Salvador Pérez, mientras Manuel Jiménez habla de "desidia total".

Las obras, ahora mismo, desesperan a los empresarios y trabajadores, pero pueden ser una solución a corto o medio plazo. Se están construyendo nuevos viales en la carretera Azucarera Intelhorce y en una calle perpendicular con fondos del plan Zapatero y del Proteja. La primera, la más importante, tenía que estar terminada en diciembre del año pasado pero todo se complicó. La empresa adjudicataria, Teconsa, entró en concurso de acreedores, el Ayuntamiento de Málaga tuvo que recuperar la concesión y adjudicarla a otra empresa, lo que ha ralentizado mucho el proceso. "Estamos muy preocupados porque de diciembre se pasó a marzo y ahora a junio, y allí se ven muy pocos trabajadores por lo que pensamos que tampoco va a estar para esa fecha", destaca Cuberos. De ser así, sería otro jarro de agua fría para unos empresarios y una zona en la que llueve sobre mojado desde hace décadas.

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