Sin apenas medusas, con la presencia de unas extrañas microalgas de color rojizo y con una decena de ahogados han cerrado este año los meses más movidos de un verano ciertamente tranquilo en las playas.

Ya lo advirtieron los expertos al inicio del verano. Que lloviera tanto durante la primavera y que la temperatura del mar fuera más baja de lo normal hasta bien entrado junio redujeron las producción de plancton y, por tanto, el alimento preferido de las medusas.

A diferencia de otros veranos en los que Costas incluso tuvo que poner en marcha un dispositivo especial para evitar que los numerosos enjambres de tes temido pelágico llegaran hasta los bañistas, este año no ha habido ni rastro. Sólo casos puntuales que, por ejemplo, en Mijas se ha saldado con 63 alergias por contacto atendidas por Cruz Roja.

Lo que no significa, según explicó el director del Centro Oceanográfico de Málaga, Jorge Baro, que durante el mes de septiembre no lleguen bancos de medusas a las costas malagueñas ayudadas por los vientos de levante. Todavía quedan algunas semanas de verano por delante y la Pelagia noctiluca, la especie más común en esta zona del Mediterráneo, podría causar más de un disgusto a los bañistas que en esta época siguen yendo a la playa.

No ha habido medusas, pero sí una enorme mancha de mircroalgas volvió a teñir de rojo algunas playas de la provincia como ya ocurrió el verano pasado. Este alga microscópica unicelular llamada Noctiluca scintillans apareció a principios de julio y, a pesar de que un forma viscosa y globulosa llamó la atención de numerosos bañistas, no resulta nociva ni para el medio ni para la salud.

Pero a parte de los episodios ambientales que ha registrado las playas, lo más negativo de lo que va de verano ha sido el elevado número de ahogados que se ha producido en las playas malagueñas. Una decena de bañistas han muerto desde junio en la provincia. La última víctima fue una mujer que falleció ahogada la semana pasada en Torrox.