El Prisma

Votos a subasta

  • El malagueño asiste impávido estos días a una loca carrera de adjudicaciones, licitaciones e inauguraciones en la que el PSOE compite contra sí mismo por ganarse los votos en marzo

EN las últimas semanas hemos asistido a una carrera frenética de licitaciones, adjudicaciones y presentaciones de obras y equipamientos en las que el PSOE compite contra el PSOE. El déjà vu es inevitable, porque hace apenas unos meses ayuntamientos, diputaciones, Junta y Gobierno central se disputaban los titulares a base de proyectos, ya fueran nuevos, antiguos o sacados del baúl de los recuerdos. Pero ahora la cita electoral dirime los ejecutivos de Madrid y Sevilla, y el PP no puede contrarrestar tanta lluvia de millones. En Málaga tenemos muchos ejemplos de este frenesí administrativo. Si el Ministerio de Fomento saca a concurso las obras del tercer carril de la ronda oeste, Obras Públicas presenta su autopista de peaje entre Ronda y Marbella. Si Medio Ambiente del Gobierno encarga la tubería que llevará el agua de Cerro Blanco a El Atabal, la Consejería de Salud hace lo propio con la ampliación del hospital Costa del Sol, del eterno de Ronda o anuncia un tercer hospital en la capital. Y a los populares no les queda otra salida que la resignación o la crítica estéril a esta subasta de votos a cargo del dinero público.

Para que una democracia se pueda llamar tal resulta imprescindible que los partidos y los candidatos disciernan lo institucional de lo electoral. En Estados Unidos, que no es modelo para muchas cosas, los ciudadanos se preguntan a diario qué hacen los políticos con el dinero de sus impuestos. Allí resultaría inconcebible que durante meses los diputados, los consejeros, los delegados provinciales, los directores generales y los secretarios de Estado se embarcaran en una gira, pueblo a pueblo para contar la de cosas que se han hecho o se van a hacer en cada lugar. Entre las funciones del cargo público no se debería incluir la de pregonero. Pero aquí para ser político hay que tener dotes de Cuentacuentos.

el cantón de málaga

En la recepción del subdelegado por el aniversario de la Constitución, más de un asistente pudo escuchar los lamentos del alcalde de Málaga por los últimos agravios de la Junta. De la Torre llegó incluso a plantear, medio en broma, medio en serio, que Málaga debería independizarse del actual gobierno autonómico, demasiado lastrado por el centralismo sevillano. El último ejemplo, además de los excesos de un POT que mantiene rehenes a los ayuntamientos por el parón en sus PGOU y, por tanto, en su fuente de ingresos, es el hospital de la consejera Montero. Qué fácil debe de ser diseñar desde Sevilla una propuesta ridícula, presentarla aquí tan fresca y después dejar aquí a José Luis Marcos y María Antigua Escalera para partirse la cara ante las críticas. ¿Alguien cree que la consejera se atrevería a presentar en la capital hispalense un hospitalito con 110 camas a costa de sacrificar otro prometido con 90?

la otra subasta

La adjudicación del Palacio Miramar para su conversión en hotel se halla estancada. Parece que ninguna de las cinco ofertas cumple a rajatabla todos los requisitos, y ahora la Junta se encuentra en la tesitura de adjudicarlo y arriesgarse a recursos o dejarlo desierto, con el consiguiente bochorno.

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