Daños en la zona este

El abrazo de la vida en la calle Flamencos

A toro pasado, con sol y sin graves heridas en el cuerpo todo se ve de otra forma. Pero la madrugada del sábado no se le borrará nunca de la memoria ni a los jóvenes Carlos Moya y Alejandro Zaragoza ni a Ana Vigar. Los primeros salvaron la vida de milagro tras "flotar por el aire" con su vehículo al venirse abajo la calle Flamencos en Cerrado de Calderón y caer por un barranco. La segunda vive en la urbanización anexa a la carretera que se desplomó y salió, en plena tormenta, a la calle a intentar parar a los coches para que no cayeran en el socavón mientras llegaban los bomberos y la policía a cortar la vía. "Siento una gran impotencia por no haber podido echar una mano a estos dos jóvenes", decía ayer Vigar. Sin embargo, todo quedó en una desagradable anécdota, en una historia para contar a todos los medios de comunicación, que ayer se agolpaban en la vía destruida, y en un gran abrazo que se dieron Moya y Vigar para dar gracias por seguir vivos.

Ayer por la mañana, 32 horas después del incidente, los jóvenes afectados y Vigar, que también es presidenta de la asociación de vecinos, permanecían en el lugar del siniestro para atender amablemente a la prensa y conocer en persona qué avances se estaban haciendo. La rotura de las tuberías que iban por debajo de la calzada dejó a los vecinos sin gas, agua, luz o internet aunque ayer recuperaron el agua y técnicos de empresas de telefonía ponían postes para colocar ahí el cableado de forma provisional, confiando en que el servicio estuviera hoy recuperado.

Mientras tanto Vigar explicaba que a las 4:30 del sábado escuchó un gran estruendo. "Pensábamos que era un terremoto", decía, y lo que menos podía imaginar era que la carretera se había desplomado por completo por la tromba de agua. Llamaron a los servicios operativos y salieron a la calle. Las farolas estaban apagadas y apenas se veía a un metro de distancia por el aguacero. "Mientras venía la policía y los bomberos a cortar la calle, que tardaron poco, iluminábamos a los coches con los teléfonos móviles para que no siguieran por la carretera y se pudieran caer", afirmaba ayer aún con cierto resuello en la voz.

No les dio tiempo, sin embargo, de avisar a Carlos Moya y Alejandro Zaragoza, que volvían a su casa desde el Centro a las 4:45 y pasaron por la calle Flamencos. Moya, visiblemente cansado aunque con la satisfacción de haber sobrevivido, narraba ayer una y otra vez a las diversas cadenas de televisión lo ocurrido con una paciencia infinita. "Veníamos de una comparsa, no se veía nada porque no había luz en la calle y literalmente volamos. Nos encontramos flotando en el aire. Fue completamente inesperado, no sabíamos qué pasaba, pensé que nos habíamos salido de la carretera por la derecha pero nunca que no hubiera carretera", afirmaba sereno pese a haberse llevado el mayor susto de su vida.

El coche, que aún permanece en el fondo del barranco, cayó al vacío, dieron varias vueltas de campana y quedó boca abajo. La puerta de Moya estaba bien, pero la de su amigo estaba atrancada. Finalmente salieron como pudieron, llenos de agua y barro, y treparon por el barranco aún a riesgo de caerse o de recibir algún golpe fuerte por nuevos desprendimientos. Incluso pudieron avisar a un coche de policía que venía detrás, evitando así que también se despeñara. "Fuimos al hospital y todo bien. Contusiones y un poco de dolor en el cuello. Fue un milagro", subrayó Moya.

Una vez superada la pesadilla, hay que reconstruir la calle, algo que puede durar unos meses dada la pésima situación en la que ha quedado. El Ayuntamiento de Málaga afirmó que técnicos de Urbanismo trabajaban ayer en la calle para analizar la actuación de reposición necesaria. Se desplazaron también expertos en la estabilización de taludes para determinar las medidas necesarias para la normalización de la calzada y su reapertura al tráfico. El Consistorio indicó que se va a tramitar un decreto de emergencia para realizar de forma inmediata una actuación a base de micropilotes que impida nuevos desplazamientos.

El ayuntamiento añadió que como consecuencia del deterioro producido en sus viviendas o la necesidad de adoptar medidas preventivas, se produjo al desalojo cautelar de tres familias en la calle Flamencos, ofreciéndole los recursos de Derechos Sociales. Respecto al tráfico, esta vía ha quedado cortada entre el número 71 y 44 y el cruce con calle Arces, por lo que es necesario tomar caminos alternativos. La calle se arreglará con el tiempo, pero la alegría reflejada en el abrazo que se dieron ayer dos de los protagonistas del suceso será eterna.

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