Málaga

El acusado de matar al dueño de un bar lo admite y dice que bebió mucho

  • Asegura que la relación con el fallecido, que le pidió que no molestara a una cliente, era "normal y amigable" y se muestra "más que arrepentido" de lo sucedido

El acusado de matar al dueño de un bar en Torremolinos, tras recriminarle éste por haberse metido con una mujer que entró en el local, admitió los hechos por los que se le acusa, aunque alegó que había bebido mucho desde primeras horas del día y había tomado droga. Así, dijo que la relación con el fallecido era "normal, amigable" y se mostró "más que arrepentido" de lo ocurrido. Un jurado juzga desde ayer al hombre, acusado de asesinato y tenencia ilícita de armas tanto por el fiscal, que pide 19 años de prisión, como por dos acusaciones que representan al hijo y a la pareja, que piden 22 años de cárcel. La defensa señala que es un delito de tenencia ilícita de armas y otro de homicidio, con las circunstancias de trastorno mental, consumo de alcohol y arrepentimiento, por lo que pide cinco años y medio de cárcel.

Los hechos sucedieron el 10 de junio de 2010 en un bar de dicha localidad, del que el acusado era cliente habitual, tal y como señalan las acusaciones en sus escritos de conclusiones iniciales y ha ratificado el procesado en su declaración, en la que apuntó que fue al establecimiento a desayunar como suele hacer y ya entonces comenzó a tomar bebidas alcohólicas, siguiendo en otros chiringuitos de la zona. También consumió cocaína. Estando en el bar, sobre las 12:30, entró una mujer que pidió cambio para comprar tabaco y al ver el procesado que llevaba trenzas en el pelo dijo: "Ésta ha tenido un susto, no veas cómo tiene los pelos", frase que repitió en varias ocasiones y que provocó que el dueño del local le dijera que dejara de meterse con ella y bajara la voz, según el escrito provisional del fiscal, al que tuvo acceso Europa Press. El procesado admitió que cuando entró la mujer hizo una broma y la cosa "pasó a mayores" con el dueño del local que le recriminó sus manifestaciones. Como estaba "muy enfadado", salió del bar para fumar, aunque luego volvió a entrar y, "saqué el arma y disparé", ha asegurado el acusado, quien ha reconocido que lo agarró con un brazo y luego disparó con la otra mano. Tras esto, como tenía previsto, se fue a casa de su padre en Pozoblanco.

El acusado manifestó que cuando llamó allí la Policía fue cuando se dio cuenta de lo que había ocurrido. "Me vi la ropa manchada de sangre y me sentí asqueado", afirmó el hombre, añadiendo que entonces se duchó y guardó la ropa, aunque cuando llegaron los agentes les dijo dónde estaban las prendas. Indicó que cuando salió a fumar ya llevaba el arma encima, porque la quería llevar a la casa de sus padres. Aseguró que no tenía nada en contra del fallecido, con el que la relación era "normal, amigable". "Arrepentimiento es poco, es una palabra muy suave, es mucho más que arrepentimiento", ha asegurado a preguntas de su letrado, quien ha asegurado que no hay móvil del crimen, "lo único que hay es la desgracia del alcohol y la cocaína", unido a que estaba en tratamiento psiquiátrico, haciendo todo ello que tuviera "alteradas sus facultades".

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