Málaga

"El agua entraba por todas partes"

  • Viviendas de El Palo quedaron anegadas por el agua, que en algunos casos llegó hasta las rodillas

  • Los vecinos de la zona piden labores de prevención para evitar este tipo de sucesos

Vecinos tratan de achicar agua.

Vecinos tratan de achicar agua. / m. h.

A las 7:00 se destapó la caja de los truenos sobre Málaga. La tromba fue el inicio de una pesadilla que suele repetirse otoño tras otoño, con la inundación de casas, locales... Y la barriada de El Palo pagó una vez más las consecuencias del aguacero. Especialmente afectada se vio la zona cercana al cementerio de San Juan, aunque los vecinos también estuvieron limpiando y achicando agua en la Avenida Salvador Allende durante el mediodía. Algunas familias de las casas situadas en la calle Ricardo de la Vega, colindante con el campo santo, tuvieron la mala suerte de recibir corrientes de agua de diversas calles, lo que facilitó la entrada en sus viviendas. "Nos hemos tenido que poner toda la familia a achicar porque el agua se metía en todas partes", afirmaba Amalia, que estuvo toda la mañana tratando de arreglar el estropicio causado por la tromba.

Un salón lleno de utensilios que antes estaban en la terraza baja de la vivienda es de las menores preocupaciones de Amalia, que admitió que tendrá "que volver a lavar o tirar" una parte de la colada que había puesto el día anterior. Aún con todo seco, la vecina de El Palo cuenta que tenía miedo de enchufar los electrodomésticos de la cocina, ya que aún podrían quedar zonas húmedas que se le pudieran haber escapado por secar.

Los vecinos del barrio cuestionan la respuesta de la Administración cuando ocurren, con periodicidad casi anual, desastres naturales como estos. En primer lugar, criticaron que la reacción inmediata dejó mucho que desear. "No puede ser que hayan pasado varias horas y tan solo vinieran unos operarios del Ayuntamiento a decir que la alcantarilla estaba bien y que no pasaba nada. Y los de Limasa solo han limpiado la zona del cementerio y se han ido", relató Amalia. Además, se quejaron de que en verano se deberían haber limpiar a fondo los sumideros para que con la llegada de las lluvias de otoño no ocurran incidentes como estos: "si no hacen nada volverá a pasar".

Los maceteros públicos, de un peso superior a los 100 kilos, estaban arrancados y arrastrados de su sitio habitual, lo que ofrece una idea de la cantidad y violencia con la que el agua se desplazaba. En frente de Amalia vive Manuel, quien a las siete de la mañana de ayer se preparaba para ir a trabajar. Hasta que comenzaron a caer los primeros truenos. "He estado sacando agua con cubos de la casa, que llegó hasta las rodillas, y también salía con fuerza agua del váter", contaba. Al contrario que su vecina, tiene la puerta de su casa prácticamente a ras de suelo, lo que multiplicó en negativo los efectos de la inundación. A modo de parche, colocó una plancha de unos 40 centímetros en la entrada del domicilio para evitar que se produzca algo similar en el futuro. Manuel, que tenía aparcado el coche en la calle, vio como la tromba tampoco perdonó al vehículo. "Cuando traté de abrirlo salió un estanque de agua, he estado intentando secarlo bien pero es imposible hacerlo en un día". Mientras hablaba se acercó María Dolores, que vive en calle España. Su casa quedó anegada por un palmo de agua embarrada que se coló a través del patio.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios