El pasado miércoles, como cualquier otro día laboral, Juan Pablo Salgado cogió su bicicleta para acudir al trabajo. Reconoce que siempre va con mucho cuidado, utilizando el carril bici cuando dispone de él y respetando las señales y normas de circulación; tanto que en cada cruce en el que los vehículos a motor están obligados ceder el paso es él mismo el que los atraviesa con cautela por si algún que otro conductor va algo más despistado. Lo único que no controló ese día fue el coche que se saltó un semáforo en rojo, lo que terminó con él tirado en el suelo, con alguna que otra fractura, y con la rueda delantera de su bicicleta destrozada. Fue un accidente, pero agravado por el hecho de que la conductora se dio a la fuga, alegando que llegaba tarde al trabajo.

Eran las 7:00 y Juan Pablo recorría la Avenida Ramón y Cajal hacia la salida de la ciudad. Ya había pasado el centro deportivo de Ciudad Jardín cuando se encontró con un cruce regulado por semáforos, en verde en este caso para las bicicletas. "Justo cuando cruzaba la luz verde comenzó a parpadear y el coche se me echó encima. La conductora si siquiera estaba mirando hacia el carril bici, miraba al lado contrario, para controlar que no viniera ningún coche y estaba prácticamente encima del carril, pero no imaginé que iniciaría la marcha y yo acabaría saltando por encima de la bicicleta", relata Salgado.

Aturdido por el golpe, mientras comprobaba que no tuviera ningún hueso roto, le pidió a la joven que iba en el vehículo, "del que ni siquiera se había llegado a bajar", que se retirara de la calzada para no entorpecer el tráfico y poder rellenar el parte de accidente. Sin embargo, ella se fue diciendo "llego tarde a trabajar, no puedo parar", asegura.

"Me quedé perplejo ante esta falta de concienciación y no pude reaccionar", explica este ciclista como el motivo por el que no se fijó en la matrícula del coche, ni prácticamente en el modelo de vehículo; "creo que era un Seat Ibiza blanco", matiza.

Pero si todo esto puede resultar de lo más inverosímil, al no parecer razonable que alguien se dé a la fuga tras un atropello, el episodio fue a más cuando "el conductor de la furgoneta que iba detrás del coche me increpó diciendo que si quería sacar dinero al seguro a esas horas tan tempranas".

Juan Pablo asegura sentir "una gran impotencia cuando pasan estas cosas" y al preguntarle si va a denunciar ante la Policía el atropello comenta: "No he llegado a denunciar, aunque quizás debería haberlo hecho para que comportamientos de este tipo se vayan erradicando".

Dos días más tarde del accidente, Salgado se vio obligado a acudir al médico porque los dolores no cesaban. Afortunadamente sólo tiene dos costillas hundidas, un esguince de clavícula y algunas magulladuras por el cuerpo, que no le han impedido continuar con el desempeño de su trabajo y de las que se va recuperando poco a poco. Para la bicicleta ya tiene también presupuesto y, en principio, el arreglo consistirá en el cambio completo de la rueda, lo que le costará alrededor de 80 euros. Ahora utiliza una plegable más pequeña en sus desplazamientos diarios.

La de la pasada semana no fue la primera vez que Juan Pablo se enfrentó a un accidente en bicicleta, aunque sí que fue el más grave y aparatoso. Como el resto de usuarios, lamenta el estado de los carriles bici y su desacertada construcción en algunos de sus tramos, "sobre todo en los cruces en los que los coches estás obligados a ceder el paso y la calzada es de un único sentido", lo que hace que los conductores se olviden de que la vía ciclista sí que es de doble sentido.