Málaga

Las carreras informáticas se quedan sin mujeres

  • Tres de los cuatro títulos de la UMA tienen menos de un 9% de alumnas Solo Ingeniería de la Salud cuenta con mayoría femenina

Las mujeres dan de lado a la informática. De todas las ingenierías, esta disciplina es la menos feminizada con ratios que nunca han alcanzado ni siquiera el 20%. Lustros de políticas pro igualdad en la escuela no solo no han logrado mover un ápice las tendencias, sino que en algunas carreras las alumnas directamente se han volatilizado. Ingeniería de Computadores tiene 75 alumnos de nuevo ingreso este curso, pero solo seis son mujeres. En Ingeniería del Software hay 94 alumnos en primero y únicamente 10 son chicas. En Ingeniería Informática el escenario es similar: de 138 estudiantes, 13 son alumnas. El contrapunto lo marca Ingeniería de la Salud, un título creado en el curso 2011/2012 en el que este año han entrado más mujeres que hombres.

¿Por qué? Tan inexplicable es la ausencia de alumnas en tres de los cuatro grados de Informática como la sorpresiva feminización de Ingeniería de la Salud. Ernesto Pimentel, director de la Escuela de Informática de la Universidad de Málaga, reconoce que no tiene una respuesta objetiva. Está convencido de que son los estereotipos sociales los que ahuyentan a las mujeres de la informática. Alude a una "visión social" "injusta pero muy extendida" del "informático freaky con escasa relación social, habitualmente del sexo masculino". Ese problema de reconocimiento social se ve acrecentado, de acuerdo con este punto de vista, con el desconocimiento de la profesión informática. Explica que la sociedad tiende a confundir la actividad a la que conducen los títulos universitarios con tareas de tipo ofimático "cuando la esencia de la profesión es de mucha mayor creatividad. Estoy convencido de que si consiguiéramos eliminar ese estereotipo y visualizáramos la ingeniería informática como una actividad creativa y no solo instrumental habría mayor interés general por estas disciplinas".

Los dos estereotipos dominantes sobre el profesional y la profesión se suman a la falta de visibilidad de la mujer tecnóloga. "Si las chicas jóvenes no ven ejemplos de mujeres que desarrollan con éxito esta actividad, es difícil que la vean como una posibilidad real de desarrollo personal y profesional".

Carmel Hassan y Azahar Zafra son jóvenes, son informáticas y han asumido la responsabilidad de ejercer de modelos sociales. Ambas pertenecen a una generación educada desde postulados de igualdad. De hecho, reconocen que nunca, ni los amigos, ni la familia ni los profesores, las desanimaron a seguir estos estudios. Pero a lo largo de toda su trayectoria han sido minoría en un mundo tremendamente masculinizado. Ese concepto de cuota lo han sobrellevado desde el primer día que pusieron un pie en el aula del bachillerato tecnológico Ambas coinciden en que apenas si eran dos o tres chicas en clases con 15 o 20 chavales. La proporción se volvió a repetir después en la universidad y Carmel lo ha vivido luego otra vez en la empresa. Ingeniera de la compañía británica ITRS, desde cuya sede de Málaga se ocupa de la gestión y visualización de datos en tiempo real, comparte oficina con más de 15 hombres y otra mujer. En junio del año pasado creó la asociación Yes We Tech con la misión, precisamente, de darle visibilidad a las mujeres en el campo de la computación. "Cada vez menos mujeres estudian informática y estoy viendo que hay profesionales que abandonan la profesión". Confiesa que no puede explicar por qué "no cala en las mujeres una carrera que es súper creativa. Es sorprendente".

Azahar Zafra, alumna de cuarto curso de Ingeniería del Software en la Universidad de Málaga, forma parte de la asociación Tech and Ladies, organización a la que se ha vinculado también para promover los estudios informáticos en las mujeres. "Cuesta entender por qué no les interesa a las chicas", subraya.

Ambas coinciden con el director de la Escuela de Informática en buscar las razones fuera. Aluden a los estereotipos educativos y culturales, a la televisión y la publicidad, y al sesgo sexista que envuelve la tecnología como producto de consumo. Azahar se remonta al ámbito familiar. "La primera referencia está en la casa y siempre es el padre el que supuestamente se ocupa del ordenador". Carmel recuerda que los juegos de Lego se crearon para los niños y cómo los primeros ordenadores personales aparecieron en los 80 con juegos para que los padres jugaran con sus hijos.

La alumna de Ingeniería del Software señala los modelos sociales: de Steve Jobs a Bill Gates, de Larry Page y Sergey Brin a Mark Zuckerberg. Todos los iconos sociales son hombres. "Hay mujeres, pero no se conocen", matiza.

"La tecnología se ha presentado como algo de hombres y para hombres", argumenta Carmel Hassan. Las empresas las conforman fundamentalmente hombres que diseñan y desarrollan productos y servicios con otros hombres como referentes. En ese caldo de cultivo se forja la cultura laboral y se ejerce la comunicación. Alude a uno de los últimos productos masivos que han llegado al mercado: los relojes inteligentes. "No son grandes por ninguna necesidad técnica, son grandes porque están pensados para los hombres, pese a que son un producto de moda". Los videojuegos son otro ejemplo proverbial, escenario de reacciones machistas. Un ejemplo sonado es el de Anita Sarkeesian, socióloga estadounidense varias veces amenazada por las críticas que ha realizado en torno al sexismo en los juegos, mientras que los organizadores del SXSW que se celebra en Texas (Estados Unidos) suspendieron el año pasado dos mesas redondas sobre el mundo gamer y las mujeres porque no podían garantizar la seguridad de las invitadas al coloquio.

Carmel Hassan reconoce que romper el bucle no es fácil. Recomienda acudir a los colegios para luchar contra los estereotipos. "¿Por qué se hacen talleres de robótica para niños y no se piensa en talleres de robótica para niños y niñas? Tenemos que esforzarnos y ver cómo acercar esa curiosidad a los niños y a las niñas. La pedagogía es importante".

Reivindican también la necesidad de reforzar la imagen social del profesional de la informática porque muchas decisiones de futuro se toman en la adolescencia "cuando ni sabes lo que hay ni lo que puedes llegar a hacer en esta profesión. No se sabe que es creativa, apasionante, que hay un montón de trabajo y que creas productos que tienen un grandísimo impacto en la vida diaria", explica Carmel Hassan. Azahar Zafra, a meses vista de finalizar los estudios, todavía no tiene decidido cuál será su camino, pero reconoce que las posibilidades son muchas y diversas a medida de su perfil creativo, inquieto y participativo. Promocionar tampoco es difícil. Carmel Hassan comenzó a trabajar con 24 años. Acumula ocho años de experiencia, un periodo durante el que admite que ha conocido varias ofertas que se ajustaban plenamente a su perfil. Quizás por eso no es fácil comprender por qué también ha visto a otras mujeres tirar la toalla. "Parece que la conciliación solo es un problema para las mujeres", dice con un toque de sorna. No obstante, recuerda que hay carreras y profesiones como medicina que también son difíciles, que exigen actualización contínua y, sin embargo, la proporción de mujeres supera a la de hombres y no existen deserciones. De alguna manera también alude al hartazgo de tener que estar siempre "justificando que somos pocas mujeres, pero somos muy buenas. La normalidad habrá llegado a la profesión el día en el que haya mujeres buenas y mediocres, igual que hay hombres buenos y también mediocres". Azahar Zafra afirma que hay momentos en los que ser una minoría supone una cierta dificultad. "Estoy muy cómoda con mis compañeros pero hay momentos en los que también cansa no pasar desapercibida, llamar siempre la atención y que todos sepan quién eres".

No obstante, ambas han aceptado tomar parte destacada en la batalla por la visibilidad de las mujeres en el ámbito de la computación. Carmel, al frente de Yes We Tech, y Azahar, desde Tech al Ladies, tratan de promover una agenda permanente de actividades públicas que vinculen la informática y las mujeres.

El director de la Escuela de Informática, Ernesto Pimentel, también está en esta guerra. Afirma que tiene el objetivo de mantener una agenda permanente con al menos un acto mensual que contribuya a dar visibilidad a las mujeres y a romper estereotipos, aunque también coincide que este es un objetivo a plantear en el ámbito educativo "a edades tempranas pra conseguir que la percepción de las chicas sobre la tecnología y la informática mejore porque necesitamos el talento que aportan en una actividad que necesitará, según las previsiones de la Unión Europea, un millón de profesionales en 2020".

La Universidad de Málaga tiene en la actualidad un 8% de alumnas en Ingeniería de los Computadores es del 8%, en Ingeniería del Software son el 9% y en Ingeniería Informática del 9,2%. Estos porcentajes se mantienen casi inamovibles desde que se implantaron los nuevos títulos del plan Bolonia. la excepción siempre ha sido Ingeniería de la Salud que cuenta este curso con un 61% de alumnas de nuevo ingreso y siempre ha estado por encima del 40%. Este panorama es similar en todas las universidades del mundo y, en consecuencia, en el sector empresarial.

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