Emilio alba conejo. Director del Centro de Investigaciones médico-sanitarias de la UMA

"Hemos dado un gran salto en investigación porque los profesionales se lo han currado"

  • Aboga por más flexibilidad para atraer talento ya que "el sistema funcionarial no es el camino"

  • Está orgulloso de que los pacientes confíen en sus hospitales y no vayan a otro sitio a tratarse

Emilio Alba, en un pasillo del Hospital Clínico.

Emilio Alba, en un pasillo del Hospital Clínico. / javier albiñana

Emilio Alba Conejo, hijo de un agricultor de Archidona, empieza a cosechar los frutos de una vida dedicada a la Medicina y a la lucha para que las administraciones apuesten por la investigación sanitaria. Es jefe de Oncología Médica de los hospitales Regional y Clínico, director del Centro de Investigaciones Médico-Sanitarias de la Universidad de Málaga, profesor de la UMA y principal impulsor de la subsede del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas que se prevé abrir en otoño junto al Civil.

-¿Cómo puede con tanto?

-Responsabilidades esencialmente tengo dos. Soy el director de la Unidad de Oncología Médica de los hospitales Regional y Clínico. Pero yo tengo un equipo directivo. Hay varios jefes de sección, coordinadores de enfermería, supervisores de enfermería. No soy yo sólo. Yo coordino un equipo muy rodado que tiene un responsable en el Clínico, otro en el Carlos Haya, otro en el Materno, un coordinador de enfermería, un supervisor de los hospitales de día y otro de las plantas de hospitalización. Esto tiene truco... Es un trabajo de mucha gente. Y otra responsabilidad es la director del Cimes [Centro de Investigaciones Médico-Sanitarias de la UMA] desde el 2 de mayo.

-Y da clases de Oncología en la Universidad de Málaga...

-Pero eso para mí no es un trabajo. Es una alegría. La docencia me gusta mucho y también hay un grupo de profesores que están conmigo. Yo tengo un grupo de gente muy apañado.

-¿Qué le enseñan los alumnos?

-Mucho. Estar en contacto con gente tan joven es agradable. Me sorprende cómo ellos enfocan la tecnología. Yo recuerdo cuando yo copiaba [con la libreta] y ahora los ves con sus tablets... En las prácticas, en los seminarios, cuando hay una relación más estrecha, las preguntas que te hacen y cómo enfocan los temas. Miran las cosas con una mirada naif, ingenua. Y a veces eso te da una perspectiva en la que no habías reparado. Aparte son muy buenos. El año pasado, dos alumnos de sexto [de Medicina]... uno hizo una comunicación oral en un congreso español de Oncología y otro, en el europeo. Son gente muy buena.

-¿Falta inversión en investigación?

-Por supuesto. España es uno de los países europeos que invierte menos en investigación de una manera espectacularmente suicida. En la radio, esta mañana decían que el índice de paro en Baviera y algunas regiones de República Checa estaba entre el 1 y el 2% y en Andalucía y Extremadura estaba entre 22 y 24%. La robotización y la automatización, en los países con alto nivel educativo da trabajo, no lo quita. Mientras que en países como el nuestro con un nivel bajo, quita empleo. Porque lo que se automatiza es lo que se hace mecánicamente, de poco valor añadido. Cuando tienes una mala investigación, están condenado a ser un país de segunda en el futuro sin ningún género de duda. Y en España, desde que empezó la crisis han bajado las inversiones en investigación de manera dramática, lo que ha hecho que muchos investigadores se marchen y ahora recuperarlos es complicado.

-¿Y debería haber un plan para que vuelvan?

-Claro. En Cataluña, que ahora está tan de moda por otros motivos, está el programa Icrea para rescatar talento excelente que estaba fuera, tanto catalán como no catalán. Lo puso en marcha el que fue consejero de Economía de Artur Mas. Los cinco primeros años [tras el regreso] se los pagan para que trabajen donde quieran de todas las instituciones públicas catalanas. Luego de ese tiempo ya tienen que buscarse la vida. Esa es la diferencia entre Cataluña y el resto del país. Ese programa le ha costado 180 millones de euros en 15 años. Es poco más de 10 millones de euros al año para una comunidad. El presupuesto de fármacos del Clínico y el Regional al año, en Oncología sólo, es el doble porque es de unos 20 millones.

-¿Debería haber programas para recuperar talento?

-Efectivamente. El país, la comunidad, la institución que no comprenda que la investigación es parte del presente y del futuro está condenada a ser una institución, una comunidad o un país de segunda. La investigación no sólo repercute, en el caso de la sanitaria, sobre la salud de la población; sino que es una fuente de riqueza.

-¿Qué papel juega lo privado en la investigación?

-La investigación es una cosa mixta, de colaboración público-privada. En lo privado, el objetivo es la rentabilidad, mientras que en lo público es proveer de riqueza y buenos servicios a la población. Pero eso no es incompatible.

-¿El sector privado debería involucrarse más en la investigación?

-El sector privado se involucra cuando ve que hay retorno. Y cuando hay seguridad jurídica y lealtad institucional a largo plazo. De hecho, ya hay mucha colaboración. Todo el programa de ensayos clínicos se hace con la industria farmacéutica y la colaboración es alta. Pero pongo un ejemplo, hace casi 20 años, hubo un gerente aquí que por desencuentros me castigó dejando de firmar durante seis meses los ensayos clínicos. En aquella época, aquello se veía como un hobby. Eso en la actualidad no ocurriría. Si el gerente no estuviera de acuerdo conmigo, eso no lo haría. Se ha avanzado en que todo el mundo comprende la colaboración público-privada. Hoy por hoy, el número de ensayos clínicos es espectacular. Sólo en Oncología hay 88 abiertos. Hoy traer un ensayo aquí es atractivo para la industria. Pero la participación privada no disculpa que no haya financiación pública, porque la financiación privada va a lo que le interesa a las empresas privadas, que habitualmente está relacionado con fármacos.

-¿Y cómo va la financiación pública de la investigación?

-Está por los suelos. Ahora creo que en España estamos en el 1,5% del PIB, mientras que los países de nuestro entorno están entre el 2,5 ó el 3%. Debería chequearlo, pero por ahí anda. En investigación en general, no sólo biomédica.

-El Cimes, del que le han nombrado director, es un poco desconocido...

-El Centro de Investigaciones Médico-Sanitarias de la Universidad, no de la Facultad de Medicina. Allí tenemos el Laboratorio de Biología Molecular. Allí, en tres años hemos conseguido muchas cosas. Entonces no había nada. Pero allí hay muchas más cosas; una Unidad de Imagen con un PET y una resonancia de tres teslas, un PET de animales y un ciclotrón que puede fabricar radiofármacos y radioisótopos, que no hay en Andalucía. Además hay otros laboratorios, como el de lípidos, de Dermatología... El nombramiento del rector es convertir el Cimes en un centro de máximo nivel para intentar atraer talento de dentro de la Universidad de Málaga, del sistema sanitario y de fuera de Andalucía. Tengo en la cabeza hacer un pequeñín Icrea [el programa de investigación de Cataluña para rescatar talento]. Hay que traer gente que haga cosas. El secreto es traer gente lo más buena posible y dejarles libertad y un fondo al principio para que puedan ir haciendo cosas. Cuando lleven un par de años, ya se buscan la vida.

-Usted también está en el proyecto de una subsede del Centro de Investigaciones Oncológicas (CNIO) que va junto al Hospital Civil?

-Bueno, esto lo hacen los de genitourinario. Aquello se va a dedicar fundamentalmente a tumores hormonosensibles, genitourinarios y mama. Pero yo no estoy allí a pie de obra.

-Sí que es usted es solo el director de orquesta...

-Y allí, digamos, hay muchos músicos y muy buenos...

-¿Y cómo va el proyecto?

-En ello estamos. Ahora estamos en la fase de diseño. Vamos a diseñar cinco consultas y un hospital de día. Queremos empezar la actividad en septiembre.

-Aquel día, cuando la Diputación le entregó las llaves del edificio a la Junta fue muy simbólico de que hay proyectos que pueden salir adelante con lealtad institucional, algo que será imprescindible para el nuevo Hospital Regional...

-Si las instituciones colaboran, normalmente las cosas van mejor... Recientemente estuvo aquí la consejera y parece que con el alcalde ya han decidido que el nuevo hospital irá al Civil. Parece que hay acuerdo.

-¿Qué le parece mejor, detrás del Materno o en los terrenos del Civil?

-Yo no soy un experto. Si ellos lo ven bien, yo qué puedo decir, me parece bien. Cuando la consejera y el alcalde han llegado a eso es porque lo han mirado y les parece mejor. A mí no me parece mal, sobre todo si las dos instituciones están de acuerdo. Yo lo que quiero es que se haga [el nuevo hospital] y que el problema no sea el sitio.

-¿Estará en 2024?

-Yo no lo veré de profesional. Estoy convencido. Tengo 60 años, así que lo veré de usuario.

-¿Y cuál es su plan?

-Si me respeta la salud, que nunca se sabe, en estos próximos años quiero acabar los proyectos que tengo en el Cimes, la unidad de investigación, etcétera y retirarme un pelín de la primera línea.

-Quimio y cáncer son palabras que aún dan miedo...

-Dan miedo. A mí me dan miedo, por lo menos.

-¿Qué le diría a los pacientes?

-Cada persona es un mundo, cada uno lo enfoca de una manera diferente. Unos lo hacen de una forma muy positiva y proactiva y hay otros a los que le causa un gran bloqueo. Hay que ser muy cuidadoso con la información que se les da. Depende mucho de cada persona. Hay que ser honrado y veraz con los pacientes y dar información tolerable. Hay gente que tolera más que otra. No es lo mismo la información que se le da a una mujer con cáncer de mama, con 35 años y con alto nivel intelectual que una señora de 78 años del interior. Las dos tienen la misma enfermedad, pero a lo mejor el nivel de información que tú tienes que usar es diferente porque el contexto cultural es diferente.

-Pero me refería a la supervivencia, porque se ha avanzado...

-Se ha avanzado. Eso va por barrios. Hay cánceres en los que la supervivencia es bastante alta. Por ejemplo, los tumores infantiles, que tienen muy buena supervivencia; los tumores germinales del testículo; el cáncer de mama, el 87% de las mujeres están vivas a los 5 años... El carcinoma colorrectal ha mejorado mucho... Y luego hay otros en los que no ha habido tantos avances como en el cáncer de páncreas y esófago. Y es un reto mejorar la supervivencia en esos casos.

-¿Los tratamientos individualizados son el futuro?

-Para muchos pacientes ya son el presente. Entre un 10 y un 12% se trata con tratamientos antidiana. Eso significa que el paciente tiene una alteración en el tumor que hay un fármaco que la bloquea. Es individualizado, de precisión.

-Digamos que hay otros cánceres que tienen un tratamiento más genérico...

-Efectivamente.

-¿De qué se siente orgulloso como responsable de Oncología de los dos hospitales?

-Lo primero, de que la mayoría de los pacientes están tranquilos tratándose aquí y no se van a otro sitio. Eso es lo más importante. La mayoría de los pacientes, no todos, se encuentran tranquilos y confiados en el sitio donde están. Lo segundo, del salto en investigación. Ha sido de tal calibre que ahora mismo estamos en una posición muy buena. Esto se debe al trabajo de todos los profesionales; médicos, enfermeros, auxiliares, celadores... todos los del equipo. Se lo han currado bastante, para nosotros sí que la fusión ha sido un paso adelante. Y para los pacientes creo que también.

-¿Algo que quiera añadir?

-Que necesitamos un sistema más flexible para atraer talento. Los sistemas funcionariales no son el camino. Los sistemas funcionariales están muy bien para los que están dentro, pero muy mal para atraer gente talentosa de fuera.

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