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Málaga

El doble crimen de 'los Parrato'

  • Los vecinos se despertaron ayer con la noticia de la muerte a tiros de dos hermanos que, aunque eran conocidos por todos, eran considerados "raros" · El dinero se baraja como posible causa de las muertes

Sensaciones raras eran las que se vivían ayer en la tranquila localidad malagueña de Villanueva del Trabuco. Dos hermanos habían muerto a tiros la mañana del domingo mientras recogían aceitunas en el campo pero la mayoría del pueblo, que no se enteró hasta ayer, permanecía bastante tranquilo. Casi indolente. Ante la falta de información oficial, los medios de comunicación preguntaban constantemente a los vecinos, quienes desataban todo tipo de rumores propios de este tipo de situaciones.

Una cosa sí parecía clara: los tres hermanos Cabello, conocidos en el pueblo con el apodo de los Parrato, siempre iban juntos, eran solteros, muy reservados, con fama de tacaños pese a que tenían un importante patrimonio de la herencia familiar y apenas se relacionaban con la gente del municipio, ya que vivían en un cortijo llamado La Saucedilla a unos kilómetros de Villanueva del Trabuco. "Hablaban muy poco", "apenas los conocía de vista" o "iban sólo del campo a la casa" eran los comentarios más comunes.

No obstante, había personas que los habían tratado con algo más de confianza. Uno de ellos es A.O. -prefería no dar su nombre- y señaló a este diario que, en su opinión, el trágico suceso se había desencadenado por problemas económicos. Según este vecino, tras la muerte del padre hace dos años, los tres hermanos -tienen una hermana que está casada, no vivía con ellos y, al parecer, no tenía buena relación con los otros hermanos- "empezaron a vivir de otra manera y a salir con mujeres". Según este conocido, "el hermano pequeño vendió buena parte de sus propiedades para comprarle un piso a una de estas mujeres en Málaga e incluso lo puso a su nombre". "Les pidió dinero a los otros hermanos y éstos no se lo quisieron dar, por lo que la relación se hizo más tensa", apunta este vecino, asegurando que la mujer "se estaba aprovechando e intentando sacar tajada del dinero que tenía el hermano menor". "Siempre que se les veía en una tienda o en algún sitio, ella siempre le pedía que le comprara las cosas más caras", continuó.

Según contó otro vecino, la madre murió hace muchos años y "el padre los mantenía muy unidos, nunca habían salido del pueblo y eran muy trabajadores". Pero hace dos años también falleció dejándole la herencia a los cuatro hermanos. Los dos hermanos fallecidos y la hermana mantuvieron las tierras y las viviendas, pero José Cabello -el menor-, vendió su parte de herencia "sin el permiso de sus hermanos y compró un piso y una tienda de comestibles en Málaga, en la Carretera de Cádiz. La hermana le compró las tierras de Saucedilla y uno de los hermanos y un vecino le compraron las tierras de Cerro Gordo".

Al parecer, según otro de los vecinos, las cosas le iban mal y estaba endeudado. "Incluso llegó a pedir a varias personas del pueblo que le avalaran un préstamo. Ahora se veía sin dinero. Desde hace tiempo iba a un bar a comer pero las últimas veces no pagaba porque decía que se había quedado sin dinero. Les pediría a los hermanos y al negárselo los habrá matado, ya que José estaba peleado con sus hermanos desde entonces".

Supuestamente la disputa más importante comenzó cuando José sacó presuntamente 6.000 euros del banco pertenecientes a Francisco. "Lo denunciaron y lo detuvieron por el robo y en venganza José los ha matado", añadió otro vecino.

Los comentarios de este tipo fueron ayer habituales aunque, a falta de confirmación oficial por parte de los investigadores policiales, no dejan de ser meras suposiciones. Una trabajadora de la venta Talillas, muy próxima al lugar donde se cometió el crimen, reiteró que los tres hermanos "siempre iban juntos a todos sitios" y que eran "muy tímidos", aunque también destacó que "sus novias o acompañantes, que comieron aquí juntas el lunes pasado, eran muy dominantas". Por su parte, la dueña del bar Fegosi, aseguró que los dos hermanos fallecidos eran clientes habituales de su establecimiento y que en ningún momento tuvieron problemas con ellos. "Eran muy calladitos y se llevaban bien con todo el mundo. Gente normal y trabajadora. Se tomaban su cerveza y la pagaban, nunca dejaron a deber nada", afirmó.

Los vecinos destacan, por lo general, el cambio de actitud de José al conocer a su acompañante pues "pasó de no gastar nunca un duro a quedarse sin casi nada", aunque en el pueblo hay muchos vecinos que no creen o no quieren creer que pueda ser culpable o inductor de la muerte de sus hermanos.

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