Raúl Jiménez. concejal de derechos sociales

"La empresa que asuma la limpieza no debe tener garantizado un beneficio"

  • Aboga por renovar la forma de trabajar en la limpieza, "la misma desde hace veinte años", y cree que ese paso "es más difícil bajo el paraguas de lo público"

Raúl Jiménez posa en el Paseo del Parque.

Raúl Jiménez posa en el Paseo del Parque. / javier albiñana

Su nombre fue protagonista de la última remodelación impulsada por el alcalde, Francisco de la Torre. Raúl Jiménez se esfuerza en cambiar el chip. De estar hace apenas semanas implicado en el nuevo modelo de limpieza de la ciudad, a acercarse al discurso humano del área de Derechos Sociales. A la espera de tomar contacto real con sus nuevas responsabilidades, en esta conversación expresa abiertamente su visión sobre el futuro de Limasa.

-Cuando el alcalde le comunica su decisión de que usted no siga al frente de Medio Ambiente y de Limasa, ¿qué sintió?

-Yo no sabía nada. Ni yo ni nadie. Dijo que había que hacer una serie de cambios y al primero que llamó fue a mí. No me lo esperaba. No me veía en ese movimiento de piezas. Quizás lo que ha hecho es además de cubrir el hueco afrontar el final del mandato y la posibilidad de un inicio. La primera se sensación era que me quedaban algunos proyectos por terminar. Después me fui adaptando a la situación y empecé a pensar en lo positivo de la nueva andadura. La mayoría de mis compañeros luego me felicitaban por ir al área más gratificante del Ayuntamiento y me quitaba la menos gratificante.

-¿Limasa?

-No sólo. Limasa es lo más mediático, pero cuando hay un problema de mosquitos es el concejal de Medio Ambiente; si en un barrio hay más ratas, es el concejal de Medio Ambiente... Todos los días estás si no por un tema por el otro. Personalmente me gustaba. Porque además ya había adquirido la sensibilidad medioambiental. Ahora vamos a otra tarea y lo primero es adquirir toda la sensibilidad social que he visto en los trabajadores. Lo que más me ha sorprendido al llegar es la integración y las ganas de trabajar de los que hay.

-¿Se sintió señalado por el alcalde? ¿Pudo pasarle factura su posicionamiento a favor de la privatización de Limasa?

-No. En todo este recorrido el alcalde nunca me ha dicho una mala palabra. Son posicionamientos distintos Él ha justificado su visión y yo la mía. Nunca he recibido ningún mensaje negativo del alcalde por tener una opinión propia. En el momento en que me dice mis nuevas tareas también me dice que cuenta conmigo.

-¿Se arrepiente de algo en estos cinco años al frente de Limasa?

-Creo que el balance de estos cuatro años es muy positivo. Lo que me preocupa es la limpieza de la ciudad. Le damos muchas más vueltas que si al modelo, que si la asistencia técnica, que al día a día. Al ciudadano lo que le importa es el día a día; en el fondo le es irrelevante si es público, privado... Lo que quiere la gente es que la ciudad esté más limpia. Mi percepción es que lo está más que hace tres años. He sido muy crítico con la limpieza, evalúe la limpieza en verano con un 4 y ahora la nota es bastante mayor. ¿Por qué? Porque se han hecho inversiones en la red de baldeo, vehículos de limpieza, plantilla. Aquí nadie hace milagros. Se ha mejorado porque hay más inversión y más dinero. Y hemos sentado las bases para que lleguen entre verano y octubre 80 vehículos habrá una sustitución de todo el personal que se vaya de vacaciones en verano... ¿El modelo de gestión? Para mí está en un segundo plano. No me arrepiento porque me encargaron la tarea de buscar el mejor modelo de gestión, estudiarlo y saque una conclusión fundada pero personal.

-Y la opción mixta que se ha puesto sobre la mesa ¿es la menos mala de las soluciones?

-Estoy satisfecho porque combina las mejores opciones. La recogida se hace bien y lo que se puede mejorar es la limpieza. Creo que la limpieza puede ser municipal pero en un futuro. No ahora. Porque hace falta ordenar el servicio, una renovación de la forma de trabajar. Estamos trabajando de la misma manera que hace veinte años. Hay que hacer una renovación importante en la gestión del servicio. Que podría hacerlo el personal actual de Limasa, sí pero si no se ha hecho ya es porque no se han dado las circunstancias. El día que alguien venga y ordene la situación de la limpieza sí vería con buenos ojos que fuese municipal. Pero ordenar directamente la situación actual es muy complicado siendo una empresa municipal. Todos sabemos que hacer cambios bajo el paraguas de una empresa municipal es muy difícil.

-¿A qué se refiere con cambios?

-Cambios en la motivación. En cualquier empresa privada, y debería ser también en la pública, cuando algo no funciona se cambia y cuando alguien no hace bien su tarea no puede seguir haciéndola. Es un garbancito negro que hay en Limasa, como en toda empresa en la que trabajen 1.600 personas. Hay un porcentaje alto de profesionales y un porcentaje bajo de no profesionales. Hay que reestructurar y eso es más sencillo desde el paraguas de la gestión privada que desde la gestión pública.

-¿Cree que la empresa a la que se adjudique la limpieza viaria tendrá también que asumir su responsabilidad en el servicio? Lo digo porque en todos estos años ha parecido que el socio privado en Limasa III no tiene nada que perder.

-En la Limasa actual, sí. Yo no quería una continuación de Limasa III. Tenía claro que si tiene que haber una empresa privada que asuma la limpieza de la ciudad no debería haber un canon de asistencia técnica, esa gestión tiene que estar dentro del canon total, y no deben asegurarse unos beneficios. Es verdad que cuando Limasa era privada los beneficios eran superiores al 2% pero quedaba a riesgo y ventura de la empresa. Pongo como ejemplo Parques y Jardines, con gestión privada. Cuando no ha hecho bien su trabajo, a la empresa se le ha restado de la factura. Es la primera vez que se ha hecho. Cuando la empresa no gestiona bien un servicio se le resta y en vez de pagar 100 se le han pagado 93. Ese es el modelo que proponía para la limpieza; con meses en los que la empresa ganará dinero y meses en los que perderá. Pero no lo que tenemos en la Limasa actual, que ha llegado a esta situación derivado de un contrato de 16 años. Los contratos deben ser más cortos para poder adaptarse más a las realidades.

-¿Cree que Teresa Porras, que asume su relevo en Limasa, tiene el perfil adecuado para asumir la labor?

-En Limasa hay un equipo cualificado que sabe más de limpieza que un concejal y más que uno que lleve cuatro días. Yo he estado cinco años y en ningún momento le voy a discutir al jefe de servicio de recogida si la recogida hay que hacerla de manera A o B. Ellos son los que tienen 20 años de experiencia. Se pueden hacer propuestas. Pero cada uno tiene su estilo. Teresa ha tenido un buen balance de gestión. Sí que es cierto que Limasa tiene una característica especial, ya que todo lo que se haga de más hay que pagarlo. No es una gestión privada 100%, donde externalizas el servicio y le exiges un resultado a la empresa. Aquí, como somos el único pagador, todo lo que se quiera hacer de más hay que pagarlo y para eso hay que tener dinero.

-¿A qué le ha dado tiempo en los pocos días que lleva como responsable de Derechos sociales?

-Es un área en el que, a diferencia de Medio Ambiente, tratamos a personas, los usuarios son esas personas. Lo que me falta es el conocimiento, a mí me gusta creérmelo y conocerlo para poder hablar de ello. Necesito tener un conocimiento del tejido social, porque los servicios sociales no se entienden sin las ONGs que están trabajando en la ciudad.

-Hace unos días conocíamos un dato como poco dramático. La diferencia de renta neta de una familia de La Malagueta y el Limonar y de otra de La Palmilla es de unos 31.000 euros.

-Lo importante es que las rentas bajas no sean tan bajas y que de alguna manera pueda sobrevivir de manera autónoma. Por eso es importante, y es una de las peticiones que me ha hecho el alcalde, incidir en la educación, en que esas personas que se plantean abandonar su formación puedan tener una segunda oportunidad. Antes de que llegue ese momento hay que rescatarlos de ese abandono.

-Usted va a seguir llevando el tema del parque de Repsol. ¿Qué novedades nos puede comentar sobre esa actuación?

-Los datos últimos apuntan que la situación no es tan mala. Acabará con un proceso de remediación de los puntos con concentración de hidrocarburos, que son pocos y se encuentran al norte de la parcela. Por tanto, ese proyecto se anticipará o irá en paralelo al de urbanización. Para poder avanzar en este último el suelo tiene que estar totalmente disponible. Y se iniciará la obra cuando se pueda. Tenemos una estrategia de calendario marcado. 2018 será tiempo de trámites. Lo lógico sería pintar en el presupuesto de 2019 alguna partida para el inicio de obras. Si los plazos se cumplen, en un escenario optimista, se debería iniciar la licitación del parque en 2019.

-¿Le gustaría repetir en la lista de 2019?

-Sí, me siento muy ilusionado con el trabajo y más ahora que me dan una tarea totalmente nueva. Creo que hay cosas que mejorar. El alcalde es el principal baluarte que tenemos, pertenecer a su equipo es ilusionante.

-¿Esperaba que el alcalde repitiese como candidato?

-Sí. Hubo una época en la que pensaba que no. Al principio del mandato pensaba que terminaría ahí. Pero la ilusión que le hemos visto en los cuatro o cinco últimos meses era inusitada, no tenía mucho sentido hablar de proyectos futuros para no presentarse.

-Para los que tienen dudas sobre si usted es más próximo al señor Bendodo o a De la Torre...

-Entiendo que me hacen hombre de Bendodo porque cuando me afilié a Nuevas Generaciones el presidente era Elías Bendodo y siempre hemos compartido todo. Por edad, dentro de nuestros pocos ratos libres, solemos estar juntos. Por un lado me considero un hombre de Bendodo y por otro de Paco de la Torre. Quien me ha puesto aquí ha sido Paco de la Torre. Creo que eso de ser de Bendodo o De la Torre es más una cuestión mediática. En realidad, estamos todos a lo mismo.

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