Los farmacéuticos reconocen que la receta electrónica implantada hace poco más de un año en Málaga es un sistema pionero en el mundo. Pero ahora que el rodaje se ha hecho, reclaman al Servicio Andaluz de Salud (SAS) que acometa ciertos ajustes para agilizar el sistema y que no tengan que perder más tiempo que antes en la dispensación de medicamentos. "Ya que los farmacéuticos de la provincia hemos invertido 3 millones de euros, el SAS debería invertir ahora en hacer esas mejoras", apuntó Antonio Romero, miembro del colegio que agrupa a estos profesionales.

Los boticarios dicen que después de unos minutos sin uso, el sistema informático los desconecta lo que les obliga a constantes reconexiones en las que pierden tiempo; que en puntuales ocasiones el servidor va tan lento que no llegan a completar la dispensación de un medicamento porque el sistema los echa antes o que si hay dos fármacos no pueden restarlos de una sola vez sino que deben descargar primero uno y después otro. La receta electrónica se parece a una tarjeta de cajero. El médico carga el fármaco prescrito y el farmacéutico lo descuenta cuando el paciente lo retira de la farmacia. Su implantación ha sido posible gracias al sistema informático Diraya instalado por el SAS en los centros de salud y a que cada farmacia ha invertido, sin ayuda alguna, de 6.000 a 9.000 euros para su aplicación.

Los boticarios también apuntaron otro inconveniente a corregir. En la receta electrónica el facultativo de cabecera carga la medicación hasta para un año, pero la caja siguiente de fármacos no se puede retirar hasta que al enfermo no le queda nada más que medicación para 10 días. Si una persona tiene que viajar 15 días fuera de Andalucía, no puede retirar sus dosis con este sistema y debe pedirlos en papel a su médico. Para los profesionales, ese plazo tendría que ampliarse y debería avanzarse en la extensión del sistema a toda España. En la actualidad, los fármacos se pueden retirar en cualquier farmacia de Andalucía, pero no de fuera de la región.