Málaga

"Se hacían tres matanzas por semana y los animales se retorcían de dolor"

  • Un antiguo peluquero y varios veterinarios de Parque Animal acusan a la directora del presunto exterminio de miles de animales

Representantes de la protectora El Refugio, de Madrid, que ejerce la acusación particular, ayer, al inicio del juicio.

Representantes de la protectora El Refugio, de Madrid, que ejerce la acusación particular, ayer, al inicio del juicio. / javier albiñana

"Se hacían matanzas hasta tres veces por semana en los meses de verano, y los animales se orinaban y se retorcían de dolor". Así de contundente se mostró un antiguo peluquero canino del centro Parque Animal de Torremolinos durante la primera sesión del juicio contra la directora entonces, Carmen Marín, y otro de sus empleados, Felipe Barco, por haber presuntamente exterminado 2.865 animales sin tener los conocimientos para ello y sin hacerlo correctamente para evitarles una muerte agónica. Los acusados, en cambio, negaron los hechos que se le imputan

Este antiguo empleado, que trabajó en Parque Animal entre marzo y octubre de 2010 poco antes de la detención de los dos acusados por parte del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, narró en su comparecencia como testigo que vio a Carmen Marín "eutanasiando a perros con ayuda de Felipe Barco que los sujetaba en cinco o seis ocasiones" y aseguró que pidió que le permitieran poner un equipo de música mientras duraban las "matanzas" porque "no quería oír nada".

Cuando este peluquero empezó a trabajar en Parque Animal explicó que las presuntas sesiones de exterminio se producían "siempre temprano una vez cada 15 días" y fue al llegar junio, que es cuando se incrementaba la demanda de espacio en la residencia que también gestionaba la directora de Parque Animal, dijo tener constancia de que los sacrificios masivos aumentaron.

"Todos los empleados lo sabían, pero no denunciamos porque ella misma decía que estaba respaldada por personajes políticos de Torremolinos y sin pruebas no podíamos hacer nada, señaló en su declaración ante el titular del Juzgado de lo Penal número 14 encargado del caso. Y es que la Asociación para la Protección y Defensa de los Animales de Torremolinos tenía la concesión del servicio para la recogida de los animales abandonados del municipio desde 2001 por lo que recibía una subvención del Consistorio, que además sufragaba los gastos derivados de la incineración de los que morían en las instalaciones.

Pero los cuatro veterinarios que trabajaron en Parque Animal y que declararon como testigos coincidieron en que no prestaban sus servicios como facultativos para el refugio, sino para la clínica veterinaria externa que Carmen Marín gestionaba en los mismos terrenos cedidos por el Ayuntamiento de Torremolinos para la protectora y donde presuntamente estaba el negocio.

Ninguno de ellos, además, reconoció haber realizado eutanasias a los animales abandonados que llegaban a las instalaciones y solamente sacrificaron a alguno de los que llegaba a la clínica externa por encontrarse enfermos siempre con el consentimiento de sus dueños. Tampoco reconocieron su firma en las recetas de los pedidos de Dolethal -producto eutanásico utilizado para sacrificar a los animales- ni en los listados de fallecidos que entregaban al Ayuntamiento.

Todos se ratificaron en las declaraciones que ya prestaron hace seis años ante el Seprona y apuntaron a la directora de Parque Animal como autora de los "días de exterminio", y que tenían lugar normalmente los lunes a primera hora. Contaron que los presuntos sacrificios se llevaban a cabo en una de las galerías para perros y gatos que había en un extremo de las instalaciones y que los empleados tenían prohibido entrar al patio mientras se producían.

En concreto, uno de ellos explicó con detalle cómo sorprendió a la directora de Parque Animal "inyectando Dolethal a un perro en el pulmón mientras Felipe lo sujetaba" y entrar media hora después y "ver al animal aún agonizando". Así, explicaron que para sacrificar a un animal primero hay que sedarlo y luego inyectar vía intravenosa o cardiaca la cantidad precisa de eutanásico en cada caso, mientras que "Carmen Marín lo hacía intraperro y donde le parecía".

Otro de los veterinarios que trabajó en el centro, y que denunció los hechos ante la Guardia Civil en junio de 2010, llegó a grabar incluso un vídeo donde "se veían bastantes perros muertos e incluso una perra lactante con los cachorros aún mamando".

No obstante, la directora del centro negó haber matado a 2.865 animales al afirmar que era "un disparate" y que "para eso hubiéramos tenido que matar día y noche", y señaló que la cifra de eutanasias entre los años 2008 y 2010 no superaban las 283.

Para defenderse de las acusaciones, por las que se enfrenta a cuatro años de cárcel por los presuntos delitos de maltrato animal, intrusismo profesional y falsedad documental, Marín dijo ser "una amante de los animales" y que "no se atrevía ni a cortarle las uñas". Por ello, insistió en que solamente cogía una jeringa "para darle jarabe a los animales que llegaban para desparasitarlos" y culpó de las presuntas irregularidades a los veterinarios y a la entonces secretaria del centro que se encargaba de "todo el papeleo".

Además, la presidenta vitalicia de Parque Animal apuntó a una conspiración de varios veterinarios para denunciar los hechos que dieron lugar a la investigación por no cederles la clínica externa.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios