Málaga

Un homenaje al bandolerismo

  • Productos típicos para recordar la época

Restaurante-Museo

La historia y la gastronomía se han unido para dar vida a un lugar emblemático ubicado en Alameda y conocido como la Posada de José María El Tempranillo. Un caserío andaluz típico del siglo XVIII en el que apetece hacer una parada para degustar su carta de cocina tradicional casera. Francisco Padilla es su gerente y creó este proyecto motivado por la idea romántica del bandolerismo, "robar a los ricos para ayudar a los pobres" y de este modo, su establecimiento lleva funcionado desde el 2000. "La verdad es que, personalmente, la historia de este personaje me encandiló hasta el punto de que cuando sobre los años 80 se abrió un negocio en el municipio que llevaba su nombre, nosotros quisimos darle también su protagonismo, porque además, lo mataron cerca de aquí".

De este modo, entrar en esta posada es como revivir este pasaje de la historia de Andalucía. Cada rincón esconde un trocito de la vida de El Tempranillo, documentados a través de bandos y edictos procedentes de diversos archivos históricos. A ello ayuda, que la remodelación de este cortijo, que antiguamente fue una venta, se haya hecho respetando su estructura tradicional y utilizando materiales nobles, recuperando elementos usados hace siglos. Destacan principalmente la madera y la piedra, aperos de labranza, utillaje y toda clase de piezas relacionadas con el campo, para convertirlo en una típica casa andaluza. Todo se ha decorado con un gran esmero y cariño para que el visitante se encuentre en un ambiente cálido y acogedor, en el que además pueda rememorar el día a día de la vida de tan famoso bandolero. "Siempre he tenido el mismo lema desde que comencé con este negocio, el de darle un toque diferente para que la gente que lo visite pueda sentirse como en su propia casa y le quede un buen recuerdo de él".

Hasta tal punto puede uno sentirse como en casa que cuenta con la libertad de alimentar el fuego de la chimenea que poseen los diferentes salones y comedores. En concreto, cuenta con dos comedores bautizados con el nombre de El Tempranillo con una capacidad para 80 personas e ideal para esta época del año por disponer de una gran chimenea como pieza clave del salón o si lo prefieren pueden visitar la Sala de los bandoleros dedicada a otros bandoleros de una época más reciente como El Pernales, El Tragabuches o El Vivillo, con capacidad para cuarenta comensales y que permite un ambiente más relajado y placentero.

Su amplia variedad gastronómica caracterizada por rescatar platos autóctonos elaborados con productos de la tierra y el cuchareo, es otro de sus grandes atractivos. En su carta no faltan los arroces, potajes, porrillas de espárragos, espinacas o acelgas, carnes a la brasa o solomillos rellenos, las migas hechas en la perola o los huevos al tempranillo. Pero, sin duda alguna, una comida que se precie no puede concluir sin un exquisito postre y, en este sentido, también son de elaboración casera las gachas de la abuela acompañadas de coscorrones y bañadas con miel de caña, el pudín, la tarta de queso o el bienmesabe.

Tras una buena comida nada mejor que descansar un rato en una de las veinte habitaciones de las que dispone la posada o en la suite que invita a relajarse en su jacuzzi. Todas están decoradas con los modos y costumbres de la época del bandolerismo en la zona para desconectar de la realidad. Para aquellos que estén pensando en casarse, éste puede ser el marco incomparable de una celebración especial al gusto de los novios, ya que se organiza una boda bandolera con caballos y paseo de carruaje incluidos. El salón Andalucía tiene capacidad para 520 personas y el de Alameda para 150. Y si prefieren un evento al aire libre, dispone de un patio andaluz, zona infantil y jaimas así como un amplio aparcamiento.

Para los que quieran conocer mejor al Tempranillo, el restaurante pone a su disposición la ruta denominada con el mismo nombre que discurre por los pueblos que marcaron los hitos más importantes de la vida del famoso personaje, entre ellos, Jauja, lugar en el que nació, Badolatosa, Corcoya y Alameda, donde está enterrado en la iglesia de la Inmaculada Concepción. Una visita que puede concluir en este restaurante con una buena comida o cena a lo largo de la cual, los comensales se verán sorprendidos por un atraco al más puro estilo de El Tempranillo, cuya nobleza lo delataba en su proceder, "galante y cortés con las damas, dejaba siempre a los viajeros el dinero suficiente para llegar al pueblo más próximo y nunca rehusó a nadie el permiso de conservar cualquier joya que le era preciada por su recuerdo".

Aquellos que queden encandilados con las maravillas de este restaurante-museo pueden llevarse a casa algunos de los productos típicos de la zona, que rememoran la época de los bandoleros y en especial de El Tempranillo, y que se pueden adquirir en una de las zonas de esta posada.

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