Restos del 'boom' de la construcción Estructuras de hormigón y parques abandonados abundan en la comarca

La huella fantasma del ladrillo

  • La naturaleza empieza a recuperar el terreno ocupado por urbanizaciones abandonadas en muchas poblaciones de la Serranía de Ronda por los promotores inmobiliarios tras la llegada de la recesión

La huella dejada por la crisis inmobiliaria es evidente en toda la Serranía de Ronda. Pero no hablamos en esta ocasión de aquellas construcciones sobre las que recae la duda de la ilegalidad. No hay pueblo de la comarca rondeña que se precie donde no se pueda encontrar alguna urbanización a medio construir o simplemente con sus calles, aceras y parques construidos, sin que ninguna edificación se levante en su interior. La ciudad del Tajo tampoco se libra de ninguna de las dos variantes.

Es la huella legal que han dejado el boom inmobiliario -que llegó con cierto retraso a la comarca- y el posterior crash. Uno de estos casos lo tenemos junto al paraje natural del Puente de la Ventilla. Allí una promotora había proyectado más de un centenar de viviendas unifamiliares. Ahora la naturaleza recupera el terreno y el pasto comienza a apoderarse de las calles y ya prácticamente ha engullido los jardines, que todavía se pueden localizar por los trozos de bancos, papeleras y farolas que sobresalen de la maleza. También queda las vallas que dividen las diferentes parcelas, aunque igualmente cubiertas por el matorral seco que ha crecido en abundancia gracias a las lluvias del invierno y la primavera. Únicamente se aprecian dos construcciones en las que tampoco parece existir un frenesí por terminar la construcción.

Otro ejemplo parecido lo encontramos en Benaoján, donde los carteles anunciadores delatan la ubicación de otra urbanización que tampoco llegó a empezar la construcción de viviendas. Ahora su promotor trata de buscarle una salida a las parcelas disponibles, que tenía prácticamente vendidas y a cuyos compradores los bancos no les dieron financiación. Mientras tanto, no pierde la esperanza de poder, al menos, recuperar lo invertido en la compra de los terrenos.

Tampoco se libran de esta situación otras localidades como Montejaque, Arriate, Atajate o Benadalid, donde las estructuras de hormigón delatan que llegó el boom del ladrillo y también cayó dejando un rastro muy complicado de borrar.

En cuanto a Ronda, este mismo efecto se aprecia en la zona más próxima a la barriada de Padre Jesús y en la propia UE-19, donde un edificio a medio construir comienza a ser pasto de los actos vandálicos de aquellos se introducen en su interior sin saberse con qué intenciones.

Mientras tanto, algunos tratar de aprovechar esta situación para lograr hacerse con una parcela urbanizable a un precio muy inferior al de hace pocos años. Su intención también es doble. Unos apuestan por comprar barato para ir construyendo la deseada casa en el campo, mientras los otros esperan una remontada de la economía para entonces hacer caja con la venta de las parcelas compradas a precios baratos.

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