La ex vicepresidenta del Gobierno y presidenta de la Fundación Mujeres por África, María Teresa Fernández De la Vega, comenzó ayer la conferencia inaugural de los Cursos de Verano de la UMA citando a Winston Churchill. "El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones", dijo, para precisar que se necesitan líderes "con honestidad que miren al horizonte", por encima de "la maraña de intereses económicos en los que tantos han quedado atrapados". Así, durante su ponencia, titulada Retos de un mundo post crisis, destacó que el primer objetivo debe ser acabar con las desigualdades.

-¿Cuáles son los retos a los que hay que hacer frente?

-El más importante es acortar la brecha de desigualdad generada a consecuencia de la crisis. Hoy existe una desigualdad social brutal, y la mujer está situada en un ámbito de vulnerabilidad en el que sufre una doble discriminación. Si la igualdad de género se alcanza, muchas de las otras desigualdades van a caer por su propio peso.

-Ha dicho que hacen falta estadistas. ¿No los ve en España?

-Creo que en esta época de crisis hay que tener un sentido especial de la responsabilidad y del Estado, y encontrar personas que, generosamente, se dediquen a la política, pensando sobre todo en el futuro de las jóvenes generaciones, no en las próximas elecciones. No voy a entrar en valorar a los líderes actuales, pero en todos los partidos hay mucha gente detrás y los líderes salen de la ciudadanía.

-¿Estamos saliendo de la crisis?

-Parece que los datos económicos de crecimiento empiezan a estar ahí, pero a mi juicio desgraciadamente estamos todavía muy lejos de que se produzca un avance en la mejora social, entre otras cosas, porque tenemos unos niveles de desempleo tremendos y muchos jóvenes que viven en precario. Mientras eso no pueda restaurarse no podemos decir que hemos salido de la crisis.

-En su conferencia ha dicho que la economía ha derrotado a la política. ¿Por qué?

-Se ha producido un desajuste entre los mercados que funcionan sin fronteras, y la capacidad de los Estados nación para dirigir esas economías. Y desde esta perspectiva hay que volver a reorganizar quien somete a unas reglas determinadas el funcionamiento económico, porque sino la política de los Estados es insuficiente para hacer frente a esos movimientos de capitales.

-¿Qué es lo que está pasando en Europa con Grecia?

-Es un problema muy complicado, político y económico, pero sobre todo es un problema del modelo de la UE. Lo único que deseo es que los griegos puedan tener un futuro mejor del que están sufriendo ahora. Espero que sigan en Europa.