EMPIEZA a cundir la especie, entre tertulianos y observadores políticos, de que Javier Arenas se está poniendo nervioso ante las imprevisibles consecuencias electorales de algunas de las medidas que está adoptando el Gobierno que preside Mariano Rajoy, o a tenor de las meteduras de pata que han reinado en las cabeceras de los medios de comunicación en los últimos días. Un estado de ánimo del presidente de los populares andaluces que no se justificaría a la vista de los rotundos resultados con los que las encuestas avalan sus posibilidades de salir victorioso el próximo 25-M, aunque en los últimos sondeos, que todavía se encuentran en el horno, se percibe ya un descenso entre la distancia que separaba al PP del PSOE.

En cualquier caso, no parece una buena senda para tratar de afianzar el terreno ganado, confundir cuestiones de Estado con las de pura y simple estrategia electoral. En Andalucía, y más en Málaga, el turismo es la primera industria y, por lo tanto no sólo se debe abordar con celo y mimo excesivo, sino además con el respeto institucional que hasta ahora había preservado esta cuestión esencial de las batallas políticas. Ya lo indica el dicho popular "con las cosas de comer no se juega".

Razón por la que resulta llamativa que la primera visita a la provincia del titular de Turismo, José Manuel Soria, careciera de contenido institucional y sí partidario, ya que el objetivo de la presencia del responsable gubernamental no era otro que participar en el foro que los populares dedicaron ayer a la presentación del que han denominado Libro blanco del turismo andaluz, que pretende ser una hoja de ruta para el sector si el PP llega a dirigir la Junta de Andalucía. Pero si la presencia de Soria no pareció lo más acertada, sobre todo porque no dijo nada nuevo, salvo que de momento se mantiene el tipo de IVA para el sector, y además, se negó a responder las cuestiones planteadas por los periodistas, tampoco se antojaron atinadas algunas manifestaciones de los dirigentes populares, que en privado, nunca hasta la fecha habían mostrado grandes discrepancias con las políticas turísticas de la Junta de Andalucía. Arenas dijo que también en turismo hacía falta un cambio, lo que justificó señalando que "le falta músculo", o la boutade de la candidata Esperanza Oña, que expandió por Twiter, asegurando textualmente que "el PSOE ha generado incertidumbre para el turismo: cuestionando chiringuitos, eliminando Málaga del corredor ferroviario. Ambos resueltos".

Un escenario ante el que el titular de la Consejería de Turismo del Ejecutivo andaluz, Luciano Alonso, no pudiera contener su opinión cuando se le requirió durante la presentación de las acciones previstas por su departamento para la próxima edición de la ITB. Alonso, se lamentó de que el ministro tenga tiempo de visitar Málaga para un acto de partido, sin embargo no lo haya tenido para "contestar a una sola de las cartas que este consejero le ha mandado", en las que se abordaban temas como el futuro de las inversiones del Plan Qualifica. El consejero dijo que "me produce tristeza, si éstas son las relaciones institucionales que vamos a poner en marcha", destacando, la importancia de la industria turística para la Comunidad, en la que, recordó, "somos líderes".

Un desasosiego aprovechado también desde la dirección del PSOE donde criticaron, a través de Francisco Conejo, que el nuevo ministro "pise por primera vez Málaga para hacerle la ola a Javier Arenas". Y desde donde, estamos en precampaña, también se aprovecharon de que el Pisuerga pasa por Valladolid para entregar una misiva a Soria, durante su visita a la Diputación Provincial, en la que los socialistas reclaman al ministro que paralice las autorizaciones para realizar prospecciones para la extracción de hidrocarburos en el litoral malagueño, revise las concesiones otorgadas y valore la oportunidad de establecer una moratoria en las mismas, sino la retirada definitiva.