La Avenida Juan XXIII amaneció ayer llena de desperfectos de las distintas naves industriales del Camino de San Rafael. Muchos de los techos de uralita volaron literalmente. En las cocheras de la Empresa Municipal de Transportes (EMT), un total de 32 vehículos sufrieron desperfectos en cristales y chapa.
Al tratarse de una jornada festiva (los hechos ocurrieron el domingo por la noche, sobre las 21:30), en la zona apenas había nadie trabajando. Sí en la bolera, donde, según uno de sus propietarios, había unas cinco decenas de usuarios. "Empezaron a caer cosas del techo y se refugiaron en dentro del cuarto de baño y en la recepción", explica Miguel Rodríguez. Por suerte, al igual que en el resto de la ciudad, sólo se registraron destrozos materiales y ningún daño personal que reseñar.
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